La Luna entra en su propia “Era de los Humanos”: El Antropoceno Lunar

Expertos en diversas disciplinas han planteado la idea de que, tras haber definido la Tierra como una parte del “Antropoceno”, una época caracterizada por la influencia humana significativa en el planeta, ahora se extiende hasta la Luna. Este concepto surge ante la presencia de robots inoperativos, fotografías tomadas por humanos y residuos humanos en la superficie lunar.

En un estudio publicado en Nature Geoscience, un equipo científico compuesto por un arqueólogo, un antropólogo y un geólogo destaca que “nuestra especie apareció por primera vez en África hace aproximadamente 300,000 años, y después de una serie de avances y retrocesos, logramos poblar exitosamente todos los continentes (excepto la Antártida) hacia 16,000 años atrás“.

Los investigadores plantean que estamos en medio de una expansión territorial hacia la colonización del Sistema Solar, pero en lugar de utilizar herramientas primitivas, dejamos evidencias humanas como rovers, rastros, aterrizadores y diversos equipos científicos. Esta nueva fase, apodada “Antropoceno Lunar”, se presenta en un momento en que empresas privadas exploran el turismo espacial y la minería industrial en el espacio.

Justin Holcomb, investigador del Kansas Geological Survey de la Universidad de Kansas y autor principal del estudio, describe esta propuesta como una “respuesta reaccionaria” al impacto humano tanto en la Tierra como en la Luna. Holcomb enfatiza que el Antropoceno Lunar ya ha comenzado y advierte sobre la importancia de reconocerlo antes de que se observe un halo lunar significativo causado por actividades humanas, momento en el cual sería demasiado tarde.

El investigador señala que, debido a los procesos culturales y científicos en curso, el paisaje lunar experimentará cambios significativos en las próximas décadas. Con la presencia proyectada de múltiples países y los desafíos que esto conlleva, Holcomb subraya la necesidad de desmentir el mito de la Luna estática y resalta la importancia de nuestro impacto continuo en este satélite, no solo en el pasado, sino también en el presente y el futuro.