El Telescopio Espacial James Webb nos sigue sorprendiendo con sus observaciones. En esta oportunidad ha revelado nuevas estructuras dentro de la icónica supernova 1987A, ubicada a 168 mil años luz de distancia en la Gran Nube de Magallanes (LMC, en sus siglas en inglés).

Desde su descubrimiento en 1987, esta supernova ha sido objeto de exhaustivas observaciones en diversas longitudes de onda. Ahora, las nuevas exploraciones realizadas por la cámara infrarroja NIRCam del James Webb están revelando detalles cruciales sobre su evolución a lo largo del tiempo y la formación de su remanente.

La imagen compartida por NASA muestra una estructura central que se asemeja al ojo de una cerradura. Este centro alberga gases y polvo expulsados por la explosión de la supernova, con un denso polvo que crea un oscuro “agujero” en su interior.

Un anillo ecuatorial brillante rodea este ojo central, formando una banda que conecta dos brazos de anillos exteriores con forma de reloj de arena. Este anillo ecuatorial contiene puntos calientes brillantes que surgieron cuando la onda de choque de la supernova impactó en él.

Lo que ha revelado el Webb es una nueva característica intrigante en este remanente de supernova: pequeñas estructuras en forma de media luna.

En esta imagen, el azul representa luz de 1,5 micrones (F150W), el cian de 1,64 y 2,0 micrones (F164N, F200W), el amarillo de 3,23 micrones (F323N), el naranja de 4,05 micrones (F405N) y el rojo de 4,44 micrones (F444W).
Créditos: NASA, ESA, CSA, M. Matsuura (Universidad de Cardiff), R. Arendt (Centro de vuelos espaciales Goddard de la NASA y Universidad de Maryland, condado de Baltimore), C. Fransson (Universidad de Estocolmo) y J. Larsson (Real Instituto de Ciencias KTH). Tecnología).

Se cree que estas medias lunas son parte de las capas exteriores de gas expulsadas por la explosión. Su brillo podría deberse al fenómeno óptico conocido como “brillo de las extremidades”, que da la ilusión de más material del que realmente hay debido a nuestra perspectiva de observación.

La alta resolución de las imágenes captadas por Webb es notable. Aunque telescopios anteriores como Spitzer observaron la supernova en infrarrojo a lo largo de su vida, ninguno ha revelado sus detalles con tanta claridad y precisión.

Los misterios de Supernova 1987A

A pesar de décadas de estudio, esta supernova aún alberga misterios, especialmente en relación con la estrella de neutrones que debió formarse después de la explosión.

El Telescopio Espacial James Webb continuará observando la supernova con sus instrumentos NIRSpec y MIRI, brindando a los astrónomos nuevos datos infrarrojos y nuevos conocimientos sobre sus estructuras en evolución.

Esta colaboración entre Webb, Hubble, Chandra y otros observatorios promete proporcionar una visión más completa del pasado y el futuro de la legendaria supernova 1987A. Estamos ante un emocionante capítulo en la exploración del cosmos que nos brinda una visión detallada de los misterios de las estrellas y su evolución.

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