Por Isabel Hodge

Son casi 25 años en que los ingenieros de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense se han dedicado a perfeccionar al nuevo Telescopio Espacial James Webb (JWST), uno que está pronto a llegar al espacio.

Durante estos últimos meses, su fecha de lanzamiento se ha reprogramado por varios motivos, ya sea por retrasos, protocolos COVID o incidentes en su ensamblaje. Pero unos meses más no hacen la diferencia en relación al tiempo en que la comunidad científica ha esperado para poder utilizar los datos que este poderoso telescopio infrarrojo capture.

Si bien la NASA manifestó que sería lanzado la mañana de este 24 de diciembre, el clima no lo quiso así y se pospuso para ser lanzado sobre el cohete Ariane 5 desde Guayana Francesa la mañana siguiente.

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Para profundizar un poco más sobre este telescopio, en Futuro360 conversamos con la astrofísica Rosa Díaz, subjefa del grupo de Ingeniería y Análisis Científico de Misiones del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial de la NASA, quien ha estado a cargo de varios proyectos para el Telescopio Espacial Hubble, JWST y el Telescopio Espacial Nancy Grace Roman.

Gracias a las actualizaciones de la NASA, sabemos que el dinero destinado para su creación fue la estrafalaria suma de US$ 9,8 millones, la cual dejó como resultado el desarrollo del telescopio espacial más sofistico jamás creado, además del más grande. Si creíamos que los datos entregados por el Telescopio Espacial Hubble eran increíbles, el poderío del JWST lo es aún más, puesto que posee una mejora en la sensibilidad y resolución de sus capturas, además de unos espejos que promedian 6,5 metros de largo.

“Va a poder observar cosas con más detalles que están muy lejos de nosotros, y ver cómo la luz se inició en las estrellas en el ultravioleta, cuando el universo era joven. Ahora, cuando nos llega a nosotros, esa luz está en el infrarrojo, que es lo que James Webb observa, y entonces lo vamos a poder ver por el poder que tiene JWST por su espejo tan grande, para resolver estas estrellas o galaxias que están muy distantes”, indica la astrofísica de la NASA.

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Esto es gracias a sus tres elementos principales:

  1. Módulo de instrumento de ciencia integrada: Se utiliza para capturar imágenes o espectroscopía, dividiendo la luz en diferentes longitudes de onda para determinar los componentes físicos y químicos.
  2. Telescopio óptico: El ojo principal del observatorio incluye los espejos y la placa posterior, o columna, que sostiene a los espejos.
  3. Nave espacial: Aquí se encuentra el bus satelital y el parasol, donde se pueden encontrar los seis subsistemas claves para que opere la nave espacial, incluida la propulsión, energía eléctrica, comunicaciones, datos y controles térmicos

Toda esta poderosa mezcolanza permitirá lograr un importante hito en la astronomía: observar 13,5 mil millones de años en el pasado.

Crédito: NASA

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¿Qué le depara al James Webb?

Pero, ¿qué ocurre si falla la conexión cuando está en órbita? A diferencia del Hubble -que orbita la Tierra- JWST orbitará al Sol. Esto significa que se encontrará a una distancia de 1,6 millones de kilómetros de nuestro hogar, motivo no menor por el que se han preparado todos los escenarios posibles de fallas que podía tener, ya que su distancia no podrá permitir que un equipo de astronautas pueda visitarlo y repararlo.

“Si algo llegase a fallar, es posible que por muchos de esos sistemas se use otro sistema redundante (…) Bueno, se hicieron muchísimas pruebas en la Tierra, es por eso que tardaron tanto, para asegurarnos que funcione. Entonces va a funcionar, y hay otros sistemas que tienen redundancia por si algo falla, se puede cambiar”, detalla Díaz.

Crédito: NASA

La vida útil del James Webb en un comienzo fue de cinco años, pero debido a la serie de cambios realizados en el paso del tiempo, la cifra quedó en 10 años. Una década que sin duda entregará miles de nuevos conocimientos sobre nuestro universo, como también ayudará a resolver enigmas que el Hubble aún no puede descifrar.

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“Los astrónomos aprenden o pueden contestar preguntas de cómo las estrellas evolucionan, lo que está pasando en el universo mediante observaciones de diferentes tipos de luz”, dice Díaz.

Rosa Díaz, quien además participó en la calibración de dos instrumentos del Hubble -el Espectrógrafo de Imágenes del Telescopio Espacial (STIS) y el Espectrógrafo de Orígenes Cósmicos-, aborda también el Telescopio Extremadamente Grande (ELT) que se está construyendo en el Desierto de Atacama. 

“Ahora, este telescopio (ELT) también va a ser muy poderoso, con una resolución también grande, entonces se van a complementar. James Webb con telescopio de la Tierra, también con Hubble, todos se complementan para poder contestar o predecir lo que está pasando en nuestro universo”, señala. 

Sobre los próximos desafíos de la NASA, la astrofísica del Instituto SETI detalla que ya se encuentran trabajando en el Telescopio Espacial Nancy Grace Roman, el cual será lanzado en un par de años “para poder aprender más sobre nuestro universo y planetas. O sea, va a contestar otro tipo de preguntas”.

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