Blue Origin, la empresa espacial de Jeff Bezos, está luchando por cumplir con un importante plazo en octubre para lanzar su cohete orbital New Glenn, crucial para la misión EscaPADE de la NASA.
La misión, que depende de una rara alineación entre la Tierra y Marte, busca enviar dos naves espaciales al planeta rojo. Sin embargo, la ventana de oportunidad es limitada y no volverá a presentarse hasta dentro de dos años.
A pesar de la urgencia, el desarrollo del cohete de 321 pies de altura enfrenta serios obstáculos. Un informe de Bloomberg reveló que una sección del cohete falló durante una prueba de resistencia, explotando en el proceso, mientras que otra parte implosionó debido a un error en la instalación de las válvulas de liberación de presión.
Estos problemas técnicos, sumados a otros contratiempos, como la explosión de un motor del cohete New Shepard en 2022, han retrasado el proyecto del New Glenn en cuatro años. A pesar de que Blue Origin ha completado todo el hardware de vuelo, la integración de motores y el ensamblaje general del cohete siguen siendo desafíos significativos.
La presión sobre la empresa ha llevado a cambios en su alta dirección, con la designación de Dave Limp como nuevo CEO en diciembre. Limp ha realizado varias contrataciones y reestructuraciones en un esfuerzo por acelerar el progreso. Sin embargo, el tiempo corre en contra de Blue Origin.
Según afirmó Futurism, el contrato con la NASA, así como la reputación de la compañía en el competitivo sector espacial, están en juego. A pesar de los esfuerzos de Rocket Lab, fabricante de las naves espaciales de la misión EscaPADE, para cumplir con los plazos, sigue siendo incierto si Blue Origin logrará superar sus dificultades técnicas y cumplir con la misión en el tiempo previsto.
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