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Son solo menos de 600 personas quienes han viajado al espacio, una cifra que podría cambiar debido al inicio y futura expansión del turismo espacial, una oportunidad que ha brindado a la población poder realizar viajes orbitales.
Durante estos viajes, son los hombres quienes más han realizado travesías al espacio, y aún se desconocen al 10%% los efectos que producen estos viajes orbitales en el género femenino.
Como una forma de disminuir esta brecha de género en datos científicos, por segunda vez en el historia, la Agencia Espacial Europea (ESA) inició hace algunos días este novedoso proyecto llamado Vivaldi.
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Las 20 mujeres deberán dormir o vivir durante 5 días en un tanque de agua, similar a una cama de agua, donde la bañera está cubierta por una tela impermeable que las mantiene secas, pero suspendidas de manera uniforme en el agua. La primera parte inició en la clínica espacial Medes en Toulouse, Francia.
Aquí se experimenta la conocida “falta de apoyo”, similar a lo que sienten los astronautas cuando se encuentran flotando en la Estación Espacial Internacional (EEI). Allí, tendrán un movimiento limitado y experimentarán cambios en los fluidos corporales, como también la percepción de sus movilidad y propios cuerpos.
La ingravidez provoca que los astronautas que viven largos periodos en la órbita pierdan densidad muscular y ósea, su visión cambia y los fluidos se trasladan a su cerebro.
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Durante los cinco días, cada mañana -a las 7 am- se realizarán muestras de orina y sangre a las voluntarias. No tendrán la oportunidad de realizar actividades de ocio o higiene. Solo poseen una almohada durante el horario de comida para poder facilitar la alimentación.
“Casi no hay conocimiento sobre los efectos fisiológicos y psicológicos en las mujeres en esta área de investigación. Un estudio de inmersión en seco solo para mujeres se sumará a las campañas masculinas anteriores realizadas en Europa y Rusia”, señaló Angelique Van Ombergen, directora de la disciplina de ciencias de la vida de la ESA, según consigna Medes.
Los resultados de esta investigación no solo beneficiarán a los futuros astronautas, sino que también serán de vital importancia para aquellos pacientes que en la Tierra padecen trastornos en su densidad muscular y ósea, como también para personas mayores.
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