En 1849 se instaló el primer observatorio en Chile, específicamente en el cerro Santa Lucía de Santiago. Hoy, los proyectos se concentran en las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, demostrando la existencia de una indudable conexión entre nuestro país y el universo.
“Chile se caracteriza por tener el desierto más árido del mundo. Por ende, cuando se ponen los telescopios tenemos la suerte de que al llegar luz y pasar por la atmósfera, esta no se difracta. Llega perfectamente o lo mejor que se podría”, manifestó Bernardita Ried, astrónoma de CATA.
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Actualmente, más del 50% de la observación astronómica mundial se realiza desde Chile. Este porcentaje se incrementará en 2025, cuando el Telescopio Gigante de Magallanes y el Telescopio Extremadamente Grande entren en funcionamiento otorgándonos un 70% de la observación a nivel global.
Y no solo miramos más, sino que también el interés por esta área de la ciencia también ha crecido ya que actualmente 255 astrónomos trabajan en instituciones nacionales. Sin embargo, uno de los grandes desafíos es emparejar la cancha, porque ya los hombres abarcan más del 50% de ocupación.
“Todavía yo creo que en Chile estamos al debe cuando empezamos a mirar hacía la academia y empezamos a ver las posiciones. Por ejemplo, profesores titulares mujeres hay muy pocas”, manifestó Barbara Rojas Ayala, astrónoma del Instituto de Alta Investigación (IAI) de la Universidad de Tarapacá.
La igualdad de género es uno de los temas a trabajar justo cuando este fin de semana se conmemoró el día de la astronomía. Esta área tiene un gran potencial, pero también afronta el importante reto de cuidar el mayor tesoro con el que cuenta Chile: el cielo.
“Estamos sobre la tasa mundial de crecimiento de estos contaminantes y, por esta razón, debemos, como primera medida, empezar a controlar más sistemática y progresivamente para recuperar la calidad de cielos que tuvimos 10 o 20 años atrás“, sostuvo Pedro Sanhueza, director de la Oficina de Protección de los Cielos de Chile.
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Respecto a qué nos falta para convertirnos en la capital mundial de la astronomía, Gaspar Galaz, astrónomo del Instituto de astrofísica de la UC sostuvo que “hay muchos proyectos competitivos a nivel internacional que hacemos los chilenos, pero falta darle un poco más de forma e ímpetu a los grupos y para eso se necesita dinero y proyectos a más largo plazo”
Uno de los llamados de los expertos es a incentivar y motivar a los más pequeños a atreverse a mirar hacia afuera y el cielo, cuestionando e investigando misterios que desde aquí pueden encontrar respuesta. La astronomía del siglo XXI tendrá a Chile como protagonista y todos podemos participar.
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