A bordo de un cohete de SpaceX, el pasado viernes se vivió un hito en la historia científica chilena cuando fue lanzada desde Cabo Cañaveral, Florida, la constelación de satélites de la Universidad de Chile.
Tras una alta expectación, el despliegue fue exitoso y le brindó a cada estudiante y académico el impulso necesario para continuar realizando lo que tanto les apasiona.
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— Universidad de Chile (@uchile) April 2, 2022
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Fueron tres años en que el proyecto impulsado por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la U. de Chile tuvo que ser desarrollado arduamente para completar esta primera parte de la misión, una que incluso sorteó los obstáculos de la pandemia.
Ahora, volando a unos 550 kilómetros sobre nosotros, la constelación de los satélites SUCHAI-2, SUCHAI-3 y PLANSAT se encuentran a la espera de iniciar sus operaciones y comenzar a registrar datos.
En Futuro 360 conversamos en exclusiva con parte del equipo que participó en la creación de un transistor de grafeno alojado en PLANSAT.
“Somos los primeros en el mundo en enviar grafeno al espacio”, destacó Diana Dulic, profesora adjunta de la FCMC de la U. de Chile y líder del proyecto.
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¿En qué consiste el proyecto?
Su propósito es poder observar si cinco de las 10 muestras enviadas pueden soportar las condiciones hostiles del espacio, es decir, la exposición prolongada a la radiación y los cambios de temperatura.
Esto permitirá “ver si es idóneo para las aplicaciones que se piensa que se puede tener el grafeno en el espacio. Por ejemplo, como magnetómetros o sensores de radiación”, explicó Tomás Rojas, estudiante de la FCMC y parte del proyecto.
Eso sí, antes de enviar las placas –diseñadas por el ingeniero del laboratorio SPEL, Alex Becerra-, estas fueron probadas en el laboratorio de electrónica molecular de la universidad para verificar que las mejores muestras sean lanzadas al espacio.
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¿Cómo se obtiene este material?
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Curiosidades del proyecto
Además de marcar una nueva era para los materiales bidimensionales -esto por ser la primera muestra de grafeno en llegar al espacio-, este proyecto fue hecho en casi su totalidad por estudiantes chilenos de pregrado de la Universidad de Chile, conformado por Benjamín Briceño, Guillermo Aburto, Manuel Díaz, Maximiliano Vargas, Tomás Rojas y Vicente Quinteros.
Aunque no lo creas, las placas -desarrolladas en conjunto con investigadores en TU Delft, Holanda, y Applied Nanolayers (ANL)- poseen el ancho de casi dos pelos humanos.
“Nos sentimos orgullosos, ya que estamos en vías de darnos cuenta de cómo usar el grafeno, así como alguien usa un termómetro”, dijo Tómas Rojas.
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