¿Qué significa el Año Nuevo Chino y cómo funcionan los calendarios lunares?

Uno de las invenciones humanas que más ha persistido a lo largo de la historia es el tiempo y los calendarios que representan el cambio de estaciones. Desde finales del neolítico, las personas han creado sistemas para medir el movimiento de la Tierra en relación con los astros y así crear años, meses, días y horas.

Actualmente, en el occidente, usamos el Calendario Gregoriano, introducido por primera vez en 1582 por el Papa Gregorio XIII. Este es un calendario solar, que sigue las rotaciones de la Tierra alrededor del Sol, equivaliendo a 365,2422 días.

Sin embargo, los calendarios solares no son la única forma de medir el tiempo. Un ejemplo de esto es el año Chino; el cual acaba de entrar al Año del Conejo a través de un calendario lunar.

¿Cómo funcionan los calendarios lunares?

Los calendarios lunares se basan en los ciclos de la Luna. Un mes de este sistema métrico dura 29,5 días, dentro de los que se pueden apreciar 12 formas diferentes del satélite natural de la Tierra. Un año lunar estándar, dura alrededor de 354 días y unas cuantas horas.

Por otra parte, el calendario Islámico Hijiri tiene meses que duran entre 29 o 30 días, comenzando con el primer avistamiento de la Luna después de la primera fase nueva. Según reportó IFLScience, los meses de un calendario lunar recorren las estaciones de un calendario solar durante 33-34 años lunares.

Por otra parte, existen los calendarios lunisolares. Estos cuentan con un método mixto y son usados por diferentes culturas y religiones; esto explica que las festividades “sagradas” varíen de año en año.

Algunas de las culturas que aplican estos sistemas de medición temporal son los Inca, Babilonios, Egipcios y Celtas. Y a pesar de que la mayoría de los países emplean el Calendario Gregoriano, los credos siguen empleando sus tradiciones bajo estas ancestrales mediciones temporales.

Por ejemplo, la fecha de la Pascua para las creencias Cristianas, Protestantes y Judías, depende de la primera Luna llena después del equinoccio de la primavera del Hemisferio Norte.