Las lluvias de invierno de 2020 en Chile parecen ser una buena noticia ante la mega sequía que azota al país desde hace más de una década. Sin embargo, la duda sobre si es suficiente para recuperar años de bajas precipitaciones sigue latente y la preocupación se mantiene vigente.
Para analizar los verdaderos alcances en términos de caudales y recursos hídricos que esta alza en las lluvias trae para el país, Paloma Ávila conversó con Natalia Dasencich, encargada de asuntos legales de la junta de vigilancia de Río Maipo.
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La experta se refirió al impacto del aumento en las precipitaciones que hemos visto en las últimas semanas. “Estas últimas lluvias han constituido un alivio menor. Nos han llevado a estar cerca de las precipitaciones normales a la fecha, pero a pesar de estas lluvias, de esta golondrina que hemos tenido, la sequía se mantiene, en eso quiero ser sumamente enfática”.
Asegura que, si bien es un alivio, seguimos con condiciones de sequía: “Y esto lo digo porque tenemos que leerlo en clave de cambio climático. Si nosotros observamos la serie de estadísticas de precipitaciones para la zona central, tenemos estadísticas de 120 años a la fecha, y hace 120 años en la zona central de Chile llovía promedio del orden de 400 mm y el día de hoy -120 años después- nuestro nivel promedio de precipitación es de 300 mm. El año pasado, que fue en extremo seco, llovió 80 mm, que fue más o menos lo mismo que llovió en Dubai”, precisó.
Pese al alza pluvial reciente, venimos con un déficit de muchos años, por lo que la alerta se mantiene, sumado a las condiciones naturales, aumento de la densidad de población y el cambio climático. “En el año 1900, cuando empezamos con las estadísticas, Santiago tenía una población de 330 mil habitantes. Hoy, en el 2020, Santiago tiene una población de cerca de los 8 millones de habitantes. O sea, la población de Santiago se multiplicó 24 veces. Tenemos el mismo Río de Maipo de siempre, como menor caudal, y menos lluvia”.
Además, Dasencich destacó que es importante manejar los términos correctos de cara a la ciudadanía para que haya una mejor comprensión de la magnitud del problema y dimensionar el real impacto, por ejemplo, que tiene el consumo doméstico del agua.
“Las trabas lingüisticas, si quieren ponerlo de alguna forma esto de hablar en términos agregados, que yo creo que nos ha hecho mal. Por ejemplo, se habla muy frecuentemente y nos repetimos mucho que el agua potable solamente representa el 5% de la demanda del agua. Entonces cuando le dices a los ciudadanos y les pedimos que reduzcan su consumo, la respuesta natural y lógica es por qué yo me voy a sacrificar si resulta que mi sacrificio no va a producir un resultado importante en el sistema en general, puesto que el consumo humano representa el 5%”, explicó.
Para ilustrar el problema, puso como ejemplo lo que ocurre en la capital: “En Santiago, en épocas normales, o sea cuando tenemos un año de lluvia normal, el agua potable de Santiago se lleva el 30% más o menos de los caudales del río. Tenemos que entender que el Río Maipo abastece del orden del 80% a 90% de la ciudad. En época de sequía la ciudad se puede llevar hasta el 80% de los caudales y eso es mucha agua. Entonces, el consumo que la gente haga en sus casas es importantísimo, no es marginal, no da lo mismo“.
Ante este panorama, la encargada de asuntos legales de la junta de vigilancia de Río Maipo hizo un llamado a las autoridades. “Tienen que hacer una campaña grande de concientización y educación a la ciudadanía. Yo creo que muchas personas no saben esta realidad, de lo que significa el agua potable en el sistema general”.
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Por otra parte, relevó la calificación del uso del recurso hídrico puesto que, en muchos casos, se derrocha agua en uso indiscriminado de piscina o riegos ornamentales que, en tiempos de mega sequía prolongada, son un lujo.
“Tenemos que revisar la estructura de costo del agua potable y empezar a tarificar por tramo. O sea, el primer tramo que cubre el derecho humano al agua, quizás un costo muy bajo y después los siguientes tramos, los siguientes metros cúbicos sean progresivamente más caro, de manera tal que la persona que esté dispuesta un gran parque regado todos los días con riego automático y varias horas al día, que tenga que pagar lo que corresponde. Eso para nosotros es un lujo”, puntualizó.
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