¿Qué tiene que ver la contaminación con la forma en que nos transportamos? Desafío Tierra hizo un mismo recorrido en bicicleta, metro, micro y auto. ¿El resultado? La bicicleta no sólo fue la más rápida, sino que también la con menor contaminación.
El alza en el pasaje del metro fue la gota que colmó el vaso. El costo económico del transporte público en Chile es elevado y muchas familias no pueden costearlo.
Las evasiones masivas en rechazo del nuevo aumento, fueron una respuesta a la situación y derivó en la mayor crisis político/social que ha vivido el país desde el retorno a la democracia. Entonces, ¿cuáles son las opciones de transporte que le quedan a los chilenos? y ¿cuál es la huella de carbono que estas formas de locomoción deja?
“El transporte es responsable del 25% al 30% de la contaminación. Eso significa para Chile que mueran literalmente miles de personas. Es más dañino incluso que fumar. En Inglaterra, encontraron nanopartículas de contaminación del aire en la placenta de los fetos“, comenta Lake Sagaris, doctora en urbanismo del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable de la UC.
Un bus o micro tiene una emisión de 30 gramos aproximados de CO2, mientras que el metro emite 2,2 gramos. El caso de los autos es alarmante. No sólo tienen la capacidad de transportar un reducido número de personas, sino que también emiten 115 gramos de CO2.
“Las mejores ciudades del mundo, las que tienen las mejores calidades de servicios, tienen una planificación o estrategia urbana super fuerte. En ese sentido, es importante que los distintos actores de la ciudades entiendan que tenemos que hacer todo nuestro esfuerzo para poder ‘aplanar’ el período punta que hace que necesitemos muchos más buses de los que necesitaríamos en cualquier otra circunstancia”, asegura Juan Carlos Muñoz, Director del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable UC.
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El mismo recorrido
Desafío Tierra acompañó a dos estudiantes que viven en Providencia hasta su lugar de estudios en el campus Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile.
Daniela Saavedra, en su bicicleta, se demoró 20 minutos en llegar, mientras que Natalia Zipper, tomando micro y metro, demoró media hora. 40 minutos tardó un equipo del programa en llegar en auto, sin considerar la mayor contaminación que emitió este tipo de transporte.
“No voy a reemplazar un trayecto en auto por la caminata o el transporte público. El desafío es aprender a moverse por el sistema de transporte urbano, ocupando la caminata para viajes cortos (de 0 a 2 kilómetros), la bicicleta para viajes mayores (de 2 hasta 8 kilómetros), y el transporte público para distancias más largas”, termina Lake Sagaris.
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