La explotación de los recursos naturales o bienes comunes de la naturaleza ocasionada por el crecimiento económico que designa su utilización, ha generado una serie de alteraciones a a nuestros ecosistemas. A partir del siglo XVIII con la revolución industrial, los seres humanos han intensifcado la extracción y procesamiento de materias primas como el carbón, metales y del rubro forestal.
En esa línea ¿es posible que las sociedades pueden abandonar la economía orientada al crecimiento y mantener el bienestar humano? Un nuevo estudio internacional liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y la Universidad de Lausana (UNIL), en Suiza, tendrá la labor de despejar esta incógnita.
Durante los próximos 6 años, los investigadores desarrollarán el proyecto A Post-Growth Deal (REAL) para avanzar hacia una economía ecológica.
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El propósito es lograr reducir las emisiones para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, así como revertir otras presiones ecológicas. Los científicos reconocen cada vez más la necesidad de explorar vías de postcrecimiento económico.
“Es la primera vez que se concede un proyecto de tal envergadura y alcance sobre el tema del postcrecimiento“, afirmó uno de los líderes del proyecto, Giorgos Kallis, científico medioambiental del ICTA-UAB en un comunicado.
El proyecto REAL se desarrollará gracias a una subvención de 10 millones de euros concedida por el European Research Council (ERC). Con este financiamiento,los científicos unirán sus respectivos conocimientos para explorar “cómo se pueden lograr reducciones drásticas en el uso de la energía y los recursos, y al mismo tiempo acabar con la pobreza y garantizar una vida digna para todos”.
“Este proyecto es simplemente revolucionario. Nos da (…) la mejor oportunidad de explorar las ideas transformadoras necesarias para proteger a la humanidad de las crisis entrelazadas de las próximas décadas: reorientar nuestras economías para que dejen de depender del crecimiento arriesgado y se orienten hacia el florecimiento humano”, agregó Julia Steinberger, economista ecológica de la Universidad de Lausana.
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