Por María Jesús Cardemil
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Publicado por jferrada
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Es parte de nuestra naturaleza. Cada vez que los seres humanos invadimos o modificamos nuevos espacios, entramos en contacto con vida silvestre. Hay libertades, incluso, legales para ello. El cambio de uso de suelo a través de la tala de bosques. También cuando nuevos yacimientos de minería son explotados o cada vez que espacios urbanos se expanden, son un ejemplo. Lo que no sabíamos, es que todas estas instancias, hace altamente probable que un virus -que en ese lugar es inofensivo- se transforme en algo peligroso, tal cual lo sufrimos hoy con el COVID-19.

Los expertos lo han dicho en todos los tonos. “Hay una sola especie responsable de la pandemia de Covid-19: nosotros. Al igual que con las crisis climáticas y de biodiversidad, las pandemias recientes son una consecuencia directa de la actividad humana”. Es lo que nos dicen los autores, de Panel Internacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES).

El IPBES informa que la humanidad ha destruido más del 85% de los humedales y dedica más de un tercio del planeta y la mayor parte del agua dulce, a la producción agrícola y ganadera. “Si a esto sumamos el comercio no regulado de animales salvajes y el crecimiento explosivo de los viajes aéreos mundiales, queda claro cómo un virus que alguna vez circuló sin peligro entre una especie de murciélagos en el sudeste asiático ahora ha infectado a casi 3 millones de personas y ha traído innumerables sufrimientos humanos y detención de las economías y sociedades de todo el mundo“. Además, concluyen:” Esta es la mano humana en el surgimiento de una pandemia”.

Debemos sacar lecciones de esta crisis

El doctor en Ecología Forestal, director del Laboratorio de Invasiones Biológicas (LIB), académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), Aníbal Pauchard, explica para Desafío Tierra: “En la medida que degradamos más el ambiente donde están estos microorganismos infecciosos, mayor es la probabilidad de que estos se transmitan al ser humano. Al haber más habitantes en el planeta y mayor conectividad comercial tanto, aérea, terrestre como marítima, más rápido estos patógenos pueden diseminarse y producir una pandemia. Esto es un tema de probabilidades, pero todo indica que estamos promoviendo todos los factores que llevan a estas emergencias sanitarias globales”.

Sobre la planificación y prevención de estos escenarios, asegura: “La bioseguridad asociada a la protección ambiental es crucial para enfrentar la incertidumbre. Una mayor protección ambiental, por ejemplo, reduciendo la destrucción de hábitat y la caza de especies de vida silvestres, se debe complementar con medidas de bioseguridad en los países y entre países”.

Asegura que debemos mejorar la manera en que la globalización mueve personas, especies y bienes entre países, y reforzar los planes de emergencia en estas situaciones. “Especial atención merecen las especies invasoras, es decir especies no originarias de un país, que pueden promover la llegada de otros patógenos, que no solo afectan al ser humano, sino también a las plantas y animales, es decir a la biodiversidad en su conjunto”, concluye Pauchard.

El especialista en Ecología de Poblaciones, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), Mauricio Lima, asegura que “en los últimos cincuenta años se ha globalizado la tasa de contacto. No solo somos ahora 7,8 mil millones de personas en el planeta, sino que viviendo tremendamente concentrados en ciudades, en megaciudades con una densidad poblacional tremenda, con una tasa de contacto tremenda en términos del número de personal con las cuales nos contactamos, nos cruzamos, hablamos, nos comunicamos, nos juntamos en un bar, en una oficina, en un transporte público por día”. Asegura que si a esto, le añadimos el número de personas que se mueve a lo largo del planeta a través de las conexiones aéreas, “ese ecosistema es básicamente una autopista para lo que son las enfermedades infecciosas”.

Sobre los eventuales casos masivos e infecciosos del futuro, Mauricio Lima dice que tomando en cuenta “el número de personas que habitan este planeta, con el impacto que tienen en las áreas silvestres, deforestación, el incremento en contacto con especies silvestres que antes no teníamos contacto y que ahora sí tenemos. Con la presión por tierra para cultivar para generar alimento, somos básicamente vulnerables a enfermedades infecciosas o infecciones bajo ciertas condiciones de transmisión, dada la forma en la cual vivimos en la cual nos conectamos”.

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