Existen más de 30.000 especies de algas marinas. Es un grupo de organismos muy heterogéneo y con una gran diversificación en cuanto a tamaños alrededor del mundo, sin embargo, en algunas partes han desaparecido producto del cambio climático con las olas de calor.
Pero, una nueva investigación publicada en el Journal of Geophysical Research sugiere que los períodos de frío marino podrían ayudar a mantener felices a las algas marinas, en particular, con el clima que ofrece la Patagonia.
Los bosques de algas gigantes se encuentran a lo largo de una cuarta parte de las costas desde el ecuador hasta las latitudes altas, especies críticas para sus ecosistemas. Los bosques de algas gigantes de la Patagonia chilena, se ven tal como eran a principios del siglo XX, según afirmó a AGU la geógrafa marina Alejandra Mora-Soto, autora principal del estudio.
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En un trabajo anterior, la experta comparó las cartas náuticas de la expedición Beagle de Charles Darwin con imágenes satelitales modernas de algas marinas y descubrió que poco había cambiado.
“El derretimiento de los glaciares significa que más agua fría ingresa al entorno oceánico. Esto puede crear picos muy cortos de temperaturas frescas, desde unos pocos días hasta dos o tres semanas”, explicó Mora-Soto al portal estadounidense.
A pesar de lo anterior, los modelos climáticos y oceánicos actuales predicen que el Océano Antártico, las aguas en las que viven estos prósperos bosques de algas marinas, evitarán un calentamiento espectacular. Pero a medida que aumenta el derretimiento de los glaciares, esa agua dulce puede traer consigo otras consecuencias, como el bloqueo de la luz solar.
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“En las regiones del norte de Chile, los bosques de algas se aprovechan para la industria del alginato, creando desiertos submarinos en condiciones ambientalmente favorables. Espero que los ambientalistas, las ONG, las comunidades locales y el gobierno actual puedan ayudar a que la protección de las algas marinas sea algo real”, puntualizó.
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