Las redes sociales y el mundo entero están alertas cuando la figura de Greta Thunberg aparece en público. Esta vez el escenario fue el foro Blue Leaders de acción por los océanos y el clima, en el marco del 74º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York.
Ocasión en la que la activista climática coincidió con el presidente Sebastián Piñera y ante las cámaras de la prensa mundial rechazó sentarse junto al mandatario chileno y otros jefes de estado.
“No lo necesito, gracias“, dijo la joven sueca cuando le indicaban el asiento junto a los mandatarios.
Rechazo que, quizás, evidencia una vez más su molestia ante la inacción de los gobiernos frente al cambio climático, más aún cuando la evidencia científica lo avala.
Y justamente en este punto llegan nuevas y malas noticias para el planeta: el aumento del nivel del mar se ha acelerado y es ya imparable.
“Pueden pensar que un grado o dos son insignificantes, pero son equilibrios generales que se van a ver desplazados y van a tener impactos sobre la sociedad, pero también sobre el ecosistema como tal“, señala Elie Poulin, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad.
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El informe del IPCC, el panel de científicos que bajo el paraguas de la ONU analiza los efectos del cambio climático, es categórico: de acá al 2100, el nivel del mar podría subir más de un metro si las temperaturas del planeta siguen aumentando.
Quizás piense que un metro es poco, pero si sólo se derrite el ártico, perdemos nuestro aire acondicionado, cambiarán las corrientes, patrones climáticos, habrá más sequías e inundaciones, se alterarán los ecosistemas. Es decir, una transformación completa del medio ambiente.
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Fenómenos como El Niño, que alientan incendios, ciclones y epidemias, serán probablemente dos veces más frecuentes. Incluso, el potencial máximo de pesca para alimentación bajará en 24%.
680 millones de personas que viven cerca de la costa podrían ser obligadas a migrar a otros lugares. Y si bien nadie está libre de esto, la solución es conocida: cortes rápidos y profundos en las emisiones de CO2. Ahora, sólo queda pasar a la acción.
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