El informe del IPCC dejó en evidencia que el mundo se está calentando más rápido de lo que los científicos pensaban. En este contexto, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos a la mitad esta década es crucial para evitar los impactos más catastróficos de la crisis climática.
Las conversaciones sobre el clima de la COP26, que se celebrará en Glasgow el próximo mes de noviembre, no podrían llegar en un momento más crucial, ya que, para lograr reducir las emisiones y frenar el calentamiento global, se requiere del esfuerzo conjunto de todos los países del mundo.
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En conversación con Desafío Tierra, Marcela Márquez, doctora en Ecología y especialista en Dimensiones Humanas de la Conservación Biológica afirmó que las expectativas respecto a esta cumbre “son bien altas”. “Los países tienen que ser muy ambiciosos, ya que nos estamos jugando el todo o nada”.
La especialista recalcó que, si bien es importante fijar los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero, en instancias como la COP26 “hay que cuestionarse profundamente el modelo de desarrollo que es el que ha causado la tragedia y el desastre de la crisis climática”.
“Los desafíos son múltiples y más que hablar de adaptarnos, hay que hablar de transformarnos, porque ya no bastan los cambios pequeños (…) Tenemos que pensar en formas distintas y atrevidas para ver cómo salimos de esta”, dijo Márquez, quien también es integrante de la red de Constitucionalismo ecológico.
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Se espera que las conversaciones de los líderes en el marco de la COP26 produzcan los próximos estándares de emisiones para frenar el calentamiento global y mantener el aumento de temperatura por debajo de 1,5 ° C. Actualmente, más de 100 líderes han confirmado su asistencia.
Los líderes mundiales y las organizaciones interesadas “tienen que realmente sentarse y tomar acciones que permitan cambiar el rumbo (…) de nuestro planeta”, añadió Márquez. “Es una convención muy decisiva y esperamos que los líderes puedan tomársela en serio y llegar a acuerdos”.
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