La mayoría de los desechos plásticos se entierran en vertederos, se incineran o reciclan, pero hasta un 18% termina en el medio ambiente. Dado que no se descomponen fácilmente, en su lugar se fragmentan hasta que los microplásticos son lo suficientemente pequeños como para ser arrastrados por el aire.
Pero un estudio publicado en Wired, reveló que los científicos han dado un primer paso al modelar cómo las partículas atmosféricas podrían estar influyendo en el clima.
“La Tierra absorbe parte de la energía del Sol al mismo tiempo que refleja parte de ella, un intercambio conocido como forzamiento radiactivo. Al igual que otros aerosoles en la atmósfera, como el polvo y las cenizas, los microplásticos interactúan con esta energía”, señala el artículo.
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En ese sentido, los microplásticos pueden estar reflejando una pequeña parte de la energía del sol en el espacio, “lo que enfriaría el clima ligeramente”. “Quiero enfatizar que esto no es algo bueno”, dijo la química atmosférica Laura Revell, autora principal del nuevo artículo, sobre este efecto.
El microplástico es un peligro para los ecosistemas y para nuestros propios cuerpos. Adicional a lo anterior, el color es una de las limitaciones de un modelo tan temprano. Si bien los investigadores basaron su modelo en partículas no pigmentadas, los microplásticos vienen en una amplia gama de tonos, en particular las microfibras de la ropa.
Es tanto el microplástico existente y las partículas son tan variadas, que es difícil determinar su desenlace, ya que eventualmente igual podrían terminar aumentando la temperatura en el planeta.
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