La capacidad del planeta para producir comida está siendo gravemente afectada por la incompetencia humana al momento de proteger la biodiversidad, de acuerdo al primer estudio de la ONU sobre animales, plantas y microorganismos que nos ayudan a poner alimento en nuestro platos.
La advertencia fue publicada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), después que científicos encontraran evidencia de que los sistemas naturales que sostienen la dieta de las personas se están deteriorando alrededor del mundo.
Lo anterior es debido a que las granjas, ciudades y fábricas devoran la tierra y desechan químicos nocivos.
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Según el reporte, durante las dos últimas décadas aproximadamente el 20% de la superficie fértil de la tierra se ha vuelto menos productiva.
El informe afirma que existe una “debilitante” perdida de la biodiversidad de tierra, bosques, herbazales, arrecifes de coral, manglares, praderas marinas, además de una reducción de la diversificación genética de granos y ganado. En los océanos, un tercio de las áreas de pesca están siendo sobreexplotadas.
Muchas especies que están indirectamente involucradas en la producción de comida, tales como las aves que se alimentan de las plagas que afectan los cultivos y los arboles de manglar que ayudan a purificar el agua son menos abundantes que en el pasado.
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El estudio recolectó información global de escritos académicos e informes gubernamentales de más de 91 países.
Se descubrió que el 63% de las plantas, 11% de las aves, además del 5% de peces y hongos, están en declive. Los polinizadores que proveen servicios esenciales a tres cuartos de las plantaciones del mundo están bajo amenaza.
Por otra parte, y dada la reducción de las especies de abejas alrededor del mundo, el informé declaró que el 17% de los vertebrados que polinizan las plantas -como por ejemplo los murciélagos- están en peligro de extinción.
Una vez perdidas, las especies que son clave para nuestra cadena alimenticia no pueden ser recuperadas. “Esto deja el futuro de nuestra comida y ambiente en una severa amenaza”, apunta el informe.
“Las bases de nuestro sistema alimentario están siendo socavadas”, escribe Graziano da Silva, director general de la FAO, en la introducción del texto.
“Algunas partes del informe global son bastante pesimistas. Es realmente preocupante que en tantos sistemas de producción, de tantos países, la biodiversidad de la comida y la agricultura esté en declive“, declara da Silva.
En muchas ocasiones esto es culpa de la agricultura, afirma el experto, debido a prácticas de mantenimiento poco sustentables, tales como la sobreexplotación de la tierra y la dependencia de pesticidas, herbicidas y otros agroquímicos.
La mayoría de los países afirmó que el principal conductor de la perdida de biodiversidad era la conversión de tierra, como la tala de bosques para la fabricación de granjas y planicies para la construcción de ciudades, fábricas y carreteras.
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Otras causas que aparecen en el reporte son la sobreexplotación de las reservas de agua, la contaminación, la aceleración de las cosechas, la proliferación de especies invasivas y el cambio climático.
La tendencia apunta a una uniformidad. Aunque el mundo está produciendo más que antes, está dependiendo en exceso de los mismos monocultivos.
Dos tercios de las semillas plantadas vienen tan sólo de 9 especies: Caña de azúcar, maíz, arroz, trigo, papa, soya, palmas de aceite, remolacha dulce y tapioca.
Mientras tanto, las otras 6 mil especies de plantas disponibles para el cultivo están en decaída, y las fuentes de comida silvestres son cada vez más difíciles de hallar.
Aunque los consumidores no noten el impacto cuando van a comprar, los autores del informe declaran que eso pronto podría cambiar dada la eventual escasez en el futuro de ciertos alimentos los cuales, por acción del mercado, podrían enfrentar abruptas alzas de precio.
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“Los supermercados están repletos de comida, pero la mayoría es importada de otros países y no hay mucha variedad. La dependencia a un pequeño número de especies significa que son más susceptibles a enfermedades o a verse afectadas por el cambio climático. Hace a la producción de comida menos resistente”, afirma Julie Bélanger, coordinador del reporte.
“Hay una necesidad urgente la forma en que la comida es producida para asegurar que la biodiversidad no es algo que se deba ignorar, si no que se debería tratar como una recurso irremplazable y una pieza esencial de las estrategias de manejo”, concluye Bélanger.
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