Los cuellos largos de las jirafas han fascinado a los científicos desde la época de Charles Darwin. La evolución de estos impresionantes mamíferos, que pueden alcanzar alturas de hasta 5.8 metros, ha sido objeto de debate durante siglos.

Recientemente, un estudio desafía las teorías tradicionales sobre el desarrollo de sus largos cuellos, sugiriendo que las necesidades nutricionales de las hembras podrían ser el principal motor detrás de esta adaptación, en lugar de la competencia sexual entre machos.

Durante mucho tiempo se ha creído que los cuellos largos se desarrollaron debido a la selección sexual, ya que los machos usan sus cuellos en combates para ganarse a las hembras.

Crédito: Penn State

Sin embargo, este reciente estudio dirigido por el biólogo Doug Cavener de la Universidad Estatal de Pensilvania, y publicado en Mammalian Biology,  cuestiona esta teoría. Utilizando miles de fotografías públicas de jirafas Masai en zoológicos de Norteamérica, el equipo descubrió que las hembras adultas tienen cuellos proporcionalmente más largos que los machos, mientras que los machos tienen cuellos más anchos.

“Si bien la hipótesis del cuello por sexo predice que los machos tendrían cuellos más largos, en realidad, los machos son simplemente más grandes en general. Nuestros hallazgos sugieren que la longitud de los cuellos en las hembras ha sido moldeada por la selección natural debido a sus mayores demandas nutricionales“, explicó Cavener para ScienceAlert.

A medida que las jirafas hembras alcanzan la madurez sexual, sus necesidades nutricionales aumentan debido al embarazo y la lactancia. Para satisfacer estas demandas, las hembras se benefician de tener cuellos más largos que les permiten acceder a hojas más profundas en los árboles, un comportamiento que no se observa tanto en los machos.

Por otro lado, los machos parecen beneficiarse más de tener cuellos más anchos en lugar de más largos. Esta característica les proporciona una ventaja en las batallas por el apareamiento, sugiriendo que la selección sexual influye más en el grosor que en la longitud del cuello.

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