La comunidad científica ya lo ha demostrado en cientos de miles de investigaciones: la industria ganadera es la responsable de enormes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero, aportando así al cambio climático.
Asimismo, la producción de cultivos para su alimentación es la responsable, también, de desaparecer bosques.
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Por más que en la COP se ha manifestado la intención de abordar esta temática, grandes países productores como Argentina y Brasil no se alinean con estas medidas. Entonces, tomando como ejemplo las publicidades que ya poseen las cajetillas de cigarrillos sobre el daño que causa a la salud, el pintoresco pueblo de Países Bajos, Haarlem decidió prohibir la publicidad de productos cárnicos.
Se trata de una medida que comenzará a regir en 2024, la que no permitirá publicidad en marquesinas, autobuses y pantallas ubicadas en espacios públicos de la ciudad. Esto, luego de agregar a la carne a una lista de productos que se considera contribuyentes a la crisis climática.
La medida también apunta a la restricción de combustibles fósiles y automóviles que se alimenten de este tipo de combustible.
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La concejala del partido GroenLinks, Ziggy Klazes dijo en una entrevista radial que “no nos preocupamos por lo que la gente está horneando y asando en su propia cocina; si la gente quiere seguir comiendo carne, bien… Pero no podemos decirle a la gente que hay una crisis climática y alentarlos a comprar productos que son parte de la causa”.
La implementación de una medida como esta pone a Haarlem como una ciudad ejemplo frente al mundo, el que debe continuar luchando con la mitigación de sus emisiones contaminantes.
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