Después de dos décadas de negociaciones, los más de 200 gobiernos reunidos en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, lograron llegar a un histórico acuerdo para proteger la vida marina en aguas internacionales.

Por ahora, el texto pasará ahora por un proceso de edición técnica y traducción, antes de ser adoptado oficialmente en otra sesión.

El acuerdo de este Tratado mantiene vivo el objetivo 30×30: proteger el 30% de los océanos del mundo para 2030. Además, proporciona una vía para crear zonas total o altamente protegidas en todos los océanos del mundo.

La organización ambientalista Greenpeace calificó la creación del tratado como una victoria monumental para la protección de los océanos y una señal importante de que el multilateralismo aún funciona, en un mundo cada vez más dividido.

Estefanía González, coordinadora de campañas de Greenpeace señaló en un comunicado que “este ha sido un fin de semana histórico para los océanos y la biodiversidad. Aunque parecía imposible a mediados de la semana pasada, los gobiernos han dado un paso importante para el fortalecimiento de la protección legal de nuestros océanos y su biodiversidad. Este acuerdo marca el camino para el establecimiento de áreas marinas protegidas en alta mar, que representan dos tercios del total de nuestros océanos (…)”.

“El próximo paso es pasar de las palabras a la acción concreta, los países deben adoptar formalmente el Tratado y ratificar lo antes posible para que entre en vigor, y luego crear los santuarios marinos totalmente protegidos que nuestro planeta necesita. Nos demoramos 2 décadas en establecer este tratado, hoy debemos avanzar mucho más rápido en su implementación”, agregan desde la ONG ambientalista.

Aunque el texto sigue planteando importantes problemas, de acuerdo a dicha organización, se trata de un “tratado viable” que constituye un punto de partida para proteger el 30% de los océanos del mundo. El reparto equitativo de los beneficios monetarios de los recursos genéticos marinos fue uno de los principales puntos de fricción que no se resolvió hasta el último día de negociaciones.

La sección del Tratado sobre Áreas Marinas Protegidas elimina la toma de decisiones basada en el consenso, que ha fracasado a la hora de proteger los océanos a través de organismos regionales como la Comisión del Océano Antártico (CCAMLR).

“En la COP15 sobre biodiversidad, se acordó el objetivo de 30×30 para proteger el 30% del planeta al 2030, este objetivo no podría alcanzarse sin este tratado histórico. Es vital que los países lo ratifiquen urgentemente, y esperamos que Chile sea unos de los primeros países en hacerlo. El nuestro es un país que ha declarado priorizar la protección de los océanos, y eso se debe ver reflejado en la rápida ratificación de este tratado (…). El océano es uno sólo y necesita protección en todas sus escalas”, concluyó González.

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