Día y noche, durante cuatro años, el multidisciplinario equipo de la Fundación Reñihué se ha dedicado a monitorear con 150 cámaras trampa a coipos que habitan el Parque Nacional Pumalín Douglas Tompkins, ubicado en la Región de Los Lagos.
Sus esfuerzos fueron retribuidos. Han podido registrar una multitud de especies en este importante corredor biológico, pero nunca una familia de coipos, hasta ahora.
En la cuenta de Instagram de la organización detallaron que la primera aparición ocurrió en 2022 con una cámara trampa, pero en enero lograron fotografiar a una familia entera.
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El coordinador de conservación de la fundación, Thomas Kramer, explicó en entrevista con La Tercera que su misión es monitorear y estudiar la biodiversidad de este sector, como una forma de asegurar su conservación a largo plazo, además de aplicar todo este conocimiento a la Patagonia.
Los coipos -Myocastor coypus- son los roedores más grandes de Chile, llegando a medir unos 50 centímetros.
“Para tomar las decisiones de conservación más adecuadas necesitamos tener en cuenta tendencias a largo plazo. Especialmente si hablamos de la fauna del bosque templado chileno, que aún es bastante desconocida, por ello monitoreamos este valle las 24 horas del día, los 365 días del año, lo que nos permite ir conociendo de manera profunda lo que ocurre”, agregó Kramer.
¿Qué tiene de complicado monitorear en este valle?
Monitorear el valle es una labor extenuante, ya que al año caen aproximadamente unos 6 metros de lluvia y, al tratarse de un bosque muy tupido, es complejo avanzar.
Los estudios de la flora y fauna de este rico ecosistema son acotados, ya que se realizan en verano o primavera.
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