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(CNN) – Un grupo de científicos de todo el mundo informó en agosto que, debido a la crisis climática, las sequías que antes solo se producían una vez cada diez años, ahora son un 70% más frecuentes. El aumento es especialmente evidente en el oeste de Estados Unidos, que actualmente está sumido en una sequía histórica de varios años que ha exacerbado el comportamiento de los incendios forestales, ha vaciado los embalses y ha provocado la escasez de agua.
Más del 94% del oeste presenta condiciones de sequía esta semana, una proporción que ha rondado o superado el 90% desde junio, con seis estados totalmente en condiciones de sequía, según el US Drought Monitor. En el río Colorado, los lagos Mead y Powell, dos de los mayores embalses del país, se están vaciando a un ritmo alarmante, lo que pone en peligo al suministro de agua del oeste y la generación de energía hidroeléctrica en los próximos años.
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Aunque las precipitaciones del verano boreal trajeron cierto alivio al suroeste, la implacable sequía está a punto de empeorar con la llegada del fenómeno de “La Niña”, según David DeWitt, director del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
“A medida que nos adentramos en el otoño, a partir de octubre, de acuerdo con la información que tenemos, el suroeste de Estados Unidos registrará una intensificación persistente y desarrollo de la sequía“, dijo DeWitt a CNN. “No hay, en este momento, ninguna indicación de que la sequía vaya a ceder”.
“La Niña” es un fenómeno natural caracterizado por temperaturas superficiales del mar más frías que la media en el centro y el este del océano Pacífico, cerca del ecuador, que provoca cambios en el clima en todo el mundo. En el suroeste, La Niña suele provocar que la corriente en chorro (vientos de nivel superior que transportan las tormentas por todo el planeta) se desplace hacia el norte. Eso significa menos lluvias para una región que las necesita desesperadamente.
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Las proyecciones más recientes de la NOAA muestran una probabilidad del 70% al 80% de que La Niña aparezca durante la temporada de invierno del hemisferio norte. Con las condiciones de La Niña aunadas al calentamiento de las temperaturas, DeWitt dijo que el suroeste registrará una mayor evaporación que intensificará la sequía en ciertos lugares.
“El balance hídrico neto en el futuro, a partir de este momento en que termina el monzón de verano, es que vamos a observar que las condiciones siguen secándose“, dijo DeWitt. “Los lugares que tienen sequías persistirán o se intensificarán, y los lugares que no tienen sequía en este momento porque mejoró recientemente, proyectamos que la sequía volverá a surgir”.
La NOAA publicó esta semana un informe sobre la histórica sequía del suroeste, en el que se aborda la cuestión clave de cuándo podría terminar. La respuesta, según el informe, es que la sequía actual podría durar hasta 2022, o potencialmente más.
“En términos generales, mi opinión es que, en gran parte del oeste, la extensión y la magnitud actuales de esta sequía se mantendrán al menos hasta mediados de 2022“, declaró a CNN Justin Mankin, profesor adjunto de geografía en el Dartmouth College y codirector del grupo de trabajo sobre la sequía de la NOAA.
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El informe de la NOAA concluye que la sequía provocada por el cambio climático seguirá empeorando y suponiendo mayores riesgos para los medios de vida y el bienestar de más de 60 millones de personas que viven en el suroeste, así como a las comunidades más amplias que dependen de sus bienes y servicios.
“Esto tiene grandes implicaciones para las medidas de mitigación de la sequía para los diferentes distritos de agua, muchos de los cuales trabajan duro no solo para gestionar los impactos de esta sequía, sino para invertir en medidas de adaptación a largo plazo para ser resistentes a más sequías como esta en el futuro”, dijo Mankin. “Dados los escasos recursos para hacer ambas cosas, estos distritos de agua necesitan nuestro apoyo”.
El lago Powell y el lago Mead, los mayores embalses del país, se encuentran en niveles mínimos. Ambos se alimentan de la cuenca del río Colorado, devastada por la sequía, y suministran agua potable a 40 millones de personas y agua de riego para granjas rurales, ranchos y comunidades nativas.
En agosto, la Oficina de Recuperación (USBR, por sus siglas en inglés) declaró por primera vez la escasez de agua en el río Colorado, lo que provocará recortes obligatorios en el consumo de agua para los estados del suroeste a partir de 2022.
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Las proyecciones publicadas este miércoles muestran un 66% de posibilidades de que el nivel de agua del lago Mead descienda a un nivel que desencadene recortes aún mayores, lo que podría afectar a millones de personas en California, Arizona, Nevada y México.
La agencia también proyectó una probabilidad del 3% de que el lago Powell pueda caer el próximo año por debajo del nivel mínimo necesario para que la presa Glen Canyon pueda generar energía hidroeléctrica. La probabilidad de que se produzca un cierre en 2023 aumenta hasta el 34%.
La sequía y el calor abrasador han alimentado grandes incendios forestales en el oeste este verano, según Philip Higuera, profesor de ecología del fuego de la Universidad de Montana, el calentamiento de las temperaturas provocó bajos niveles históricos de lluvia y humedad que secaron los árboles y la vegetación, lo que a su vez provocó el inicio de más incendios forestales.
“Puedes tener la misma cantidad de vegetación en un bosque, pero si está húmedo, no puede encenderse“, dijo Higuera anteriormente a CNN. “Estas regiones en todo el oeste que tienen niveles récord de combustibles secos, hace que haya más vegetación disponible para arder, así que básicamente, más regiones del bosque participan en estos incendios”.
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El incendio Bootleg de Oregon, que comenzó en julio, se convirtió en el segundo mayor incendio forestal del país este año; mientras tanto, California luchó contra el incendio Dixie, el mayor de EE.UU. este año y el segundo más grande de la historia del estado. Actualmente, los bomberos luchan contra los incendios KNP Complex y Windy, provocados por un rayo, que amenazan al Parque Nacional de Sequoia.
Según Mankin, el futuro a largo plazo de la sequía en el oeste sigue siendo sombrío. Lo que se necesita ahora, dijo, son varios años de lluvia y nieve en las montañas para reponer los embalses y ríos que se están agotando.
Esto es cada vez más improbable a medida que se agrava la crisis climática. Los expertos afirman que en los próximos años occidente seguirá sufriendo más sequías como la actual, y que solo una reducción rápida e inmediata del uso de combustibles fósiles puede frenar esta tendencia severa.
“El calentamiento global está haciendo que la atmósfera sobre el oeste sea más cálida y seca, de tal manera que incluso la lluvia y la nieve que antes eran normales pueden ser demasiado escasas para aplacarlas”, dijo Mankin. “La única manera de detener el tipo de incremento de la evaporación que ha hecho que esta sequía sea tan impactante, es dejar de quemar combustibles fósiles”.
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