Un reciente estudio liderado por economistas ambientales arrojó cifras preocupantes sobre el impacto económico de la megasequía en la zona central de Chile. Según el análisis, el costo total supera los 1200 millones de dólares, un golpe significativo para la economía del país. Esta investigación no solo cuantifica el daño económico, sino que también propone un nuevo marco analítico para evaluar los efectos de las sequías prolongadas.
El cambio climático ha exacerbado las sequías en todo el mundo, especialmente en regiones mediterráneas como Chile central. Lo que comenzó como una escasez temporal de lluvias se ha convertido en una megasequía que ha durado más de una década. Este fenómeno no solo tiene impactos naturales, sino también consecuencias económicas y sociales devastadoras.
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— Futuro 360 (@futuro_360) April 19, 2024
El equipo de investigadores, liderado por Francisco Fernández de la Universidad San Sebastián, utilizó un enfoque meticuloso para calcular el costo económico de la megasequía. Se centraron en tres sectores clave: agricultura, suministro de agua potable urbana y suministro de agua potable rural. A través de análisis detallados y la recopilación de datos relevantes, estimaron que las pérdidas económicas ascendieron a más de 1202 millones de dólares, lo que equivale a casi el 0.5% del PIB del país en 2020.
El estudio reveló que la capacidad de adaptación de las instituciones chilenas ha sido crucial para enfrentar la megasequía hasta ahora. Sin embargo, advierte sobre la necesidad de identificar un punto de inflexión donde los costos económicos podrían dispararse debido a la escasez de agua. Esta falta de información hidrológica representa un desafío importante para planificar futuras estrategias de adaptación.
La evaluación del costo económico de las sequías prolongadas es fundamental para mejorar la planificación y gestión de recursos hídricos en el futuro. Este estudio destacó la importancia de considerar la resiliencia regional y la adaptabilidad de los usuarios del agua al enfrentar fenómenos climáticos extremos. Con un enfoque interdisciplinario y una gestión adecuada de la infraestructura y los recursos, la zona central de Chile puede fortalecer su capacidad de respuesta ante la escasez de agua y mitigar los impactos económicos de la megasequía.
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