El océano se está acidificando porque absorbe más dióxido de carbono de la atmósfera, lo que reduce los niveles de pH en el agua. La acidificación del océano cambia las costas, liberando el exceso de nutrientes que pueden crear floraciones de algas y aumentando la temperatura y la salinidad del mar.
A esto, se le suma el derretimiento de los polos que suma cantidades de agua ajena a los océanos. Para ahondar en este tema, Paloma Ávila conversó con el oceanógrafo José Luis Iriarte, investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL).
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“Por química básica, hay una mayor absorción de gases si el ambiente está más frío, por ejemplo, en Punta Arenas, el sistema del agua es más frío y en la Antártica es más frío. Por lo tanto, se facilita la absorción de CO2 y oxígeno del aire hacia al mar”, explicó Irriarte.
El oceanógrafo comenta que la entrada de agua dulce al mar, producto de un mayor calentamiento del aire que conduce al derretimiento de un glaciar, va a llevar a un volumen de agua que ingresa a los océanos. “Ese volumen de agua tiene una química distinta y va a determinar una física distinta en las condiciones del mar”, agregó.
Los ecosistemas en el planeta, tanto los terrestres como los marinos, se ven impactados por el calentamiento global, pero no todos responde igual al alza en las temperaturas. Irriarte asegura que la respuesta que hay en el sistema terrestre es mucho más rápida que la que tiene el océano.
En los últimos meses, la evidencia de estos impactos se ha mostrado en las impresionantes postales que ha entregado la Antártica, donde la velocidad del cambio climático ha alarmado al mundo sin embargo, el experto indica que estos efectos se vayan a mantener con la misma magnitud que hemos visto recientemente.
“Efectivamente, este fue un año anómalo para la Antártica, pero es una anomalía de este año, esto no quiere decir que el próximo año vaya a ser igual o peor, sino que es una anomalía que es producto también de anomalías climatológicas”, dijo.
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Ante esta realidad, lo que queda es tomar medidas urgentes, tanto en la reducción de las emisiones de carbono, pero también en la protección legal de los ecosistemas.
“Mientras más áreas marinas protegidas tengamos, un cierto porcentaje de todo el territorio, va a ser mucho mejor para todo el ecosistema. Aquí no hay que mirar áreas o hábitats puntuales como el océano, como el ambiente terrestre sino que la interacción, la complejidad”, finalizó.
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