(CNN) – Kamala Harris ha sido una firme defensora del clima y la justicia ambiental. Como fiscal general de California, demandó a grandes compañías petroleras como BP y ConocoPhillips, e investigó a Exxon Mobil por desinformación sobre el cambio climático. En el Senado, patrocinó la resolución del Green New Deal y, como vicepresidenta, emitió el voto de desempate para aprobar la histórica ley climática de los demócratas.

“La vicepresidenta Harris le daría una paliza a Trump”, dijo Gina McCarthy, exasesora nacional de clima de Biden. “Luchará todos los días para que todos los estadounidenses tengan acceso a aire limpio, agua limpia y un entorno saludable”.

La candidatura de Harris llega en un momento crucial. El año 2023 fue el más caluroso registrado, y 2024 ha seguido esa tendencia, con datos que muestran que el 21 de julio fue el día más caluroso registrado globalmente. Los científicos y grupos energéticos dicen que la única forma de minimizar el daño es desplegar rápidamente energía limpia a gran escala para el final de esta década.

Los demócratas planean usar su agenda climática para motivar a los jóvenes votantes, con quienes Biden ha tenido dificultades. Los defensores dicen que Harris podría beneficiarse al distanciarse de algunas de las decisiones más controvertidas de Biden en materia de clima, como la aprobación del proyecto de perforación en Alaska conocido como Willow.

Una segunda administración demócrata continuaría implementando la ley climática de Biden y defendiendo sus reglas climáticas contra desafíos legales. Harris deberá definir cuánto reducirá EE.UU. su contaminación climática para 2035, un requisito del acuerdo climático de París.

“Harris quiere seguir construyendo este brillante futuro de energía limpia”, dijo Lori Lodes, directora ejecutiva de Climate Power. “Trump y Big Oil representan lo peor de nuestro pasado”.

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