La provincia de San Antonio ubicada en la costa de Chile, es reconocida por su puerto, fuente laboral de muchos de sus habitantes. Cada año concentra a cientos y miles de turistas que disfrutan de sus encantos.
Hoy la zona vive una división debido al proyecto “Puerto Exterior”, el que consiste en la construcción de dos puertos. El dilema para sus habitantes, recae en el sitio en que sería emplazado: en un humedal que fue declarado Santuario de la Naturaleza.
En conversación con el director ejecutivo de la Fundación Cosmos, Diego Urrejola, asegura que la iniciativa -Puerto Exterior- entró a evaluación ambiental el 30 de abril, y el 8 de mayo fue admitido por el Servicio de Evaluación Ambiental. Desde ese momento quedó suspendido por la imposibilidad de generar participaciones ciudadanas en el contexto de la pandemia por COVID-19.
“Como Fundación Cosmos, estamos trabajando en el humedal del Río Maipo desde 2014, primero asesorando la Municipalidad de Santo Domingo. Luego en una alianza con ellos mismos en que nos entregaron en comodato, un parque municipal en la ribera sur de la desembocadura del Río Maipo, desde 2018 hemos sido los gestores de ese parque. En ese contexto, junto a la Municipalidad, presentamos el expediente para declarar Santuario de la Naturaleza en 2019, lo que fue ratificado por el consejo y ratificado el 9 de julio pasado”, afirmó Urrejola.
Es precisamente el punto de inflexión. La construcción de dos terminales portuarios en una zona en la que organizaciones aseguran se pasaría por alto la importancia ecológica que allí es protagonista.
Jadille Mussa, académica de Arquitectura del Paisaje, UCEN, dice que la naturaleza, en especial los humedales con una serie de servicios ecosistémicos, ha tomado relevancia legislativa desde que este año se hayan aprobado tanto la Ley como su normativa. El resurgimiento de la importancia de establecer derechos a la naturaleza, que sean semejables a los derechos humanos se hace cada día más imprescindibles, ya que la estrecha relación de un ambiente sano y libre de contaminación con la salud y la calidad de vida de las personas sea impostergable.
“La desembocadura del río Maipo es una importante zona de interés ambiental. Ecológicamente hablando es un “ecotono” (lugar donde se une más de un ambiente, es decir, el agua dulce del río con la salada del mar, entremezclándose la flora y la fauna características de ambas zonas)”, afirmó Mussa.
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Agrega además que en estos ambientes se interrelaciona una gran diversidad de especies convirtiéndose en zonas con alto valor ambiental y que se deben preservar. Así el humedal y desembocadura del río Maipo, existen ambientes propicios para el establecimiento, nidificación y descanso de especies tanto de fauna nativa, con problemas de conservación. “Las aves migratorias se trasladan desde el hemisferio norte al sur en épocas estivales y hacen el viaje inverso desde el sur al norte en invierno.
Un proceso que para Urrejola ha sido exhaustivo. Hubo un trabajo de observaciones y análisis, en torno a la construcción del megapuerto. De ese proceso, enumera algunas observaciones.
“Una de las más importantes, tiene que ver con el sentido ecosistémico que tiene el humedal Río Maipo, que el proyecto del puerto no toma en cuenta al humedal como un solo ecosistema, sino que lo divide en distintas seccione para su análisis de impactos. Ellos toman al mar como una parte, a la laguna de Llolleo por otra, el estuario en otra y el río también. Una visión ecosistémica, todo eso es parte de uno como tal. Por lo tanto, cualquier impacto en una de esas partes, afecta al sistema en su conjunto”, agregó Urrejola.
Otro aspecto, es no tener alternativas, para no eliminar la laguna de Llolleo, y que al ser calificadas como impacto significativo, ellos proponen una medida de composición, que es generar una laguna artificial. El proyecto, en este caso tampoco asegura que esa medida esté efectivamente compensando las pérdida de biodiversidad, de hábitat y de aspectos culturales, que es la línea litoral, como la pesca chinchorra, técnica ancestral que aún se realiza en el lugar”.
Gentileza: Fundación Cosmos
Sumado a lo anterior, Mussa comenta que ya en la comuna de San Antonio, en la Playa de Llolleo, existen dos lagunas llamadas ojos de mar que también presentan fauna de importancia y también en categoría de conservación como patos y cisnes. La pérdida de recursos que experimentan las ciudades puertos es muy crítico, pero hoy puede ser una oportunidad para que los proyectos industriales en especial Puerto San Antonio pueda incorporar en sus diseños: el mantener como parte de sus compensaciones ambientales la playa de Llolleo y los humedales existentes para la conservación y aportes a la ciudad.
“Existen técnicas que hacen factible desarrollar el proyecto portuario sin alterar ni hipotecar el ambiente, creciendo y desarrollando sus instalaciones protegiendo y dejando para las futuras generaciones estos ambientes, que son importantes para contribuir a la disminución del calentamiento global, aportan a entregar oxígeno al ambiente, protegen a las ciudades de peligros por tsunamis, entregan valores de educación ambiental a sus habitantes y también aportan valores espirituales ya que ver bandadas de aves que llegan en sus migraciones y descansan, en estos lugares, que son cada vez más escasos no tiene precio”, concluyó Mussa.
El jueves pasado, la Fundación Cosmos, lanzó junto a un grupo de organizaciones, un comunicado y declaración para solicitar término anticipado de la evaluación del proyecto puerto exterior.
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