La isla volcánica conocida como Hunga Tonga-Hunga Ha’apai consistía en dos islas separadas y unidas por una tierra formada en 2015. Eso, hasta que la erupción marítima en enero del año 2022, evento que modificó morfológicamente a ese territorio.
La erupción arrojó material a una altura de hasta 50 km e incluso un astronauta de la Estación Espacial Internacional captó una fotografía del fenómeno desde las alturas. Tal parece que los efectos de la erupción llegaron al espacio o por lo menos eso es lo que intenta averiguar una nueva investigación de la NASA.
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De acuerdo a la agencia espacial estadounidense, al analizar los datos de la misión ICON y los satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea, los científicos descubrieron que en las horas posteriores a la erupción, se formaron vientos huracanados y corrientes eléctricas inusuales en la ionosfera (la capa en el borde del espacio).
“El volcán creó una de las mayores perturbaciones en el espacio que hemos visto en la era moderna”, dijo en un comunicado Brian Harding, físico de la Universidad de California y autor principal del nuevo artículo publicado en la revista Geophysical Research Letter que analiza los hallazgos.
En enero de 2022, cuando la nave espacial ICON pasó sobre América del Sur, observó una de esas perturbaciones terrestres en la ionosfera provocada por el volcán.
“Esto es algo que solo hemos visto anteriormente con fuertes tormentas geomagnéticas, que son una forma de clima en el espacio causada por partículas y radiación del Sol”, aseguró la coautora del estudio Joanne Wu, física de la Universidad de California.
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“Estos resultados son una mirada emocionante a cómo los eventos en la Tierra pueden afectar el clima en el espacio, además del clima espacial que afecta a la Tierra”, señaló Jim Spann, líder de clima espacial de la División de Heliofísica de la NASA.
Al comprender mejor qué afecta a las corrientes eléctricas en la ionosfera, los expertos pueden estar más preparados para predecir problemas causados por esos fenómenos.
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