(CNN) – La noche del martes, una lluvia torrencial azotó partes de Dubái, transformando las calles en ríos y cerrando el segundo aeropuerto más transitado del mundo. Ante este fenómeno, surge la pregunta inevitable: ¿Fue este desastre provocado por el programa de siembra de nubes de los Emiratos Árabes Unidos?
Funcionarios del Centro Nacional de Meteorología del país han negado rotundamente que la lluvia fuera causada por la siembra de nubes. Aunque CNN ha tratado de obtener comentarios adicionales del centro, la incertidumbre persiste.
Incluso si los aviones del programa hubieran volado a través del cielo antes de la tormenta, los expertos opinan que es altamente improbable que sus esfuerzos hayan generado más lluvia de la que ocurriría naturalmente.
A lo largo de las décadas, los intentos de modificar el clima para obtener más lluvia o nieve han sido objeto de investigación y experimentación en varios países, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, China y Estados Unidos. Sin embargo, la eficacia de estos esfuerzos sigue siendo cuestionada debido a la dificultad para determinar su impacto real en la precipitación.
La siembra de nubes implica la adición de partículas como el yoduro de plata al aire, con el objetivo de crear más gotas de agua o hielo en las nubes, lo que eventualmente lleva a la lluvia o nieve. Aunque teóricamente plausible, los estudios sobre la efectividad de esta técnica han sido inconsistentes y han enfrentado desafíos significativos en su ejecución.
Los daños potenciales de la siembra de nubes también son motivo de preocupación. A medida que el cambio climático sigue calentando ciertas regiones y volviéndolas más secas, la siembra de nubes podría agravar aún más este problema al redistribuir el agua de manera desigual. La práctica podría beneficiar a algunas áreas al tiempo que perjudica a otras, creando un juego de suma cero en la distribución de recursos hídricos.
En última instancia, la devastadora inundación en Dubái fue el resultado de una tormenta extrema que atravesó la región, alimentada por una abundante humedad tropical. Independientemente de la participación de la siembra de nubes, este evento resalta la creciente frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos en un mundo que se calienta rápidamente.
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