En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el énfasis se pone en la restauración de tierras degradadas y en la construcción de resiliencia frente a la sequía, elementos cruciales en la lucha contra la triple crisis global de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación.

Chile enfrenta el desafío de restaurar sus bosques nativos, según destaca WWF Chile. Como parte de sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) bajo el Acuerdo de París, el país se ha comprometido a restaurar un millón de hectáreas de paisajes degradados para 2030. Trevor Walter, coordinador del programa de Paisajes Terrestres de WWF Chile, subraya que este compromiso debe centrarse en el bosque nativo, lo que contribuiría a la fijación de carbono, adaptación a sequías e incendios, y recuperación de la biodiversidad. “Además, esto beneficiaría directamente a las comunidades locales, integrándolas en un modelo inclusivo de restauración,” comentó Walter.

La participación de actores públicos y privados en los territorios es esencial para avanzar en esta tarea. En regiones como Los Ríos y la Araucanía, específicamente en la Cordillera de Nahuelbuta, WWF promueve proyectos de restauración. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), los programas estatales actuales parecen insuficientes frente a la meta de un millón de hectáreas, según el Plan Nacional de Restauración.

Restauración y COP16

La próxima Conferencia de Diversidad Biológica de la ONU (COP16), que se celebrará en octubre en Cali, Colombia, plantea nuevos desafíos para la restauración. Walter señala que la COP16 será una oportunidad para avanzar en la integración entre clima y naturaleza, incorporando la restauración de paisajes en las NDC climáticas y en las Estrategias y Planes de Acción Nacional de Biodiversidad (NBSAPs). Estos planes deben actualizarse este año antes de la COP16, y las NDCs antes de 2025.

WWF recomienda que los países establezcan metas nacionales de restauración claras, basadas en la ciencia, ambiciosas y medibles, y que desarrollen mecanismos financieros para implementar estos planes. Además, proponen incentivar a los actores territoriales para que valoren la restauración como una actividad viable y fortalecen las capacidades nacionales para evaluar los impactos de los esfuerzos de restauración mediante sistemas de monitoreo efectivos.

Actualmente, solo cuatro países latinoamericanos, incluido Chile, incorporan compromisos de restauración ambiciosos en sus NDCs. En términos globales, solo el 18% de los compromisos son suficientemente fuertes. “Esperamos que Latinoamérica avance con mayor ambición e implementación, alineándose con las políticas nacionales para proteger y utilizar de manera sostenible la biodiversidad, y garantizando una distribución justa y equitativa de sus beneficios. Esto es crucial para detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030,” concluyó Walter.

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