Chile enfrenta un desafío ambiental significativo, con toneladas de desechos generados anualmente. Según un informe del Banco Mundial, en 2016, los desechos a nivel global alcanzaron los 2.010 millones de toneladas. A nivel local, el Informe del Estado del Medio Ambiente 2020 revela que en 2018, se generaron 19,6 millones de toneladas de residuos sólidos en el país, con solo el 22% siendo valorizado o reciclado.
Los vertederos, que crecen cada año, se han convertido en un problema global, emitiendo gases de efecto invernadero y dañando suelos y entornos. Según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero, el sector de residuos representa el 7% de las emisiones totales de GEI en Chile, con un aumento del 383% desde 1990.
Tamara Ortega, directora ejecutiva de Fundación Basura, destaca que los residuos en vertederos generan contaminación del agua, suelo y aire, impactando negativamente en la calidad de vida de las comunidades locales.
Ante esta problemática, iniciativas del sector público y privado buscan abordar la gestión de residuos. La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) busca que las empresas se responsabilicen de sus desechos. ReSimple, el primer sistema de gestión colectivo en Chile, trabaja para cumplir con las metas de la Ley REP, gestionando residuos reciclables a nivel domiciliario y no domiciliario.
El desperdicio de alimentos también es un foco crítico, con 1.62 millones de toneladas anuales y el consecuente impacto en recursos como agua y energía. Cheaf, una aplicación móvil, aborda este problema permitiendo que supermercados y restaurantes ofrezcan alimentos en exceso a precios reducidos, reduciendo así el desperdicio.
Kim Durand, CEO de Cheaf, destaca que tanto supermercados como consumidores participan activamente para reducir el desperdicio de alimentos y la huella de carbono asociada.
La directora ejecutiva de Fundación Basura, Tamara Ortega, enfatiza que abordar el problema de la basura requiere colaboración entre políticas públicas, el sector privado y los consumidores. La implementación de cambios como el reciclaje, compostaje y hábitos de consumo responsable son esenciales para enfrentar este desafío ambiental y avanzar hacia una economía circular más sostenible.
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