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La existencia de árboles, vegetación y áreas verdes, son algo tan importante para la salud física y mental de los seres humanos, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las ciudades deben tener, por lo menos, nueve metros cuadrados de zonas por persona. Mientras que la Organización de Naciones Unidas (ONU), aconseja dieciséis metros cuadrados por cada individuo.
Existen diversos estudios que reafirman la importancia de contar con estos lugares de naturaleza para el bienestar de las personas. Según una investigación de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, vivir cerca de una zona verde produce una satisfacción mental sostenida en el tiempo, incluso mayor a conseguir un aumento de sueldo o una satisfacción laboral. Además, los autores del estudio aseguran que tener áreas verdes disponibles ayuda a evitar problemas mentales como depresión, estrés laboral o ansiedad.
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La doctora en Ecología y Biología Evolutiva, y directora para Chile de Wildlife Conservation Society (WCS), Bárbara Saavedra, expresa para Futuro 360: “Creo que nuestro destino está trazado: trabajar mancomunadamente para restaurar y traer de vuelta la Naturaleza a cada rincón de este planeta. Y restaurar con ello, una relación que nunca debió haber sido desafiada. Humanos y Natura, una misma cosa. Un mismo destino. Una misma Salud.”
Los beneficios también son significativos para los niños. Según un informe del Laboratorio de Paisaje y Salud Mental de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, los niños que juegan en áreas verdes tienen menos posibilidades de tener déficit de atención o ser hiperactivos, y que el estar cerca de árboles y plantas es una gran ayuda en el tratamiento de los menores que tienen estos diagnósticos.
El caso de los huertos urbanos
Las iniciativas de agricultura en la ciudad, son ejemplos exitosos que han servido para reforzar la cohesión social, la participación y el abastecimiento de sectores de la población en riesgo de exclusión. Además, se encargan de aportar en la reducción de emisiones de dióxido de carbono y entregar un espacio de área verde comunitario.
“El gran beneficio de disponer de estos espacios como lugares de abastecimiento, es que justamente potencia el sentido de comunidad. En el fondo, si es que la misma comunidad es la que se hace cargo de ese espacio, no solamente accede al alimento, sino que más bien refuerza el sentido de comunidad porque hay muchas personas a cargo de un espacio”, explica para Futuro 360 el biólogo ambiental e investigador del Centro de Desarrollo Sustentable (CEDEUS), Francisco de la Barrera.
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Sobre la valorización de las zonas verdes públicas, a partir del distanciamiento social, asegura que: “Vamos a repensar cuál es la relación con ese espacio y le vamos a dar más importancia a que las áreas verdes estén cerca. No solamente los pequeños pedacitos, no las veredas, los bandejones o en una esquina. Sino que plazas y parques”.
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