(CNN Español) – Costa Rica es el mejor alumno de América Latina (y de los mejores del mundo) en lo que al cuidado de los árboles respecta. Sin embargo, tiene un desafío ambiental desconocido por muchos: la creciente contaminación de los ríos. Una alianza de ciudadanos comprometidos lucha por hacerle frente.
Detrás de la problemática en los ríos hay múltiples causas, explica a CNN en Español Roberto de la Ossa, creador de la Alianza Nacional Ríos y Cuencas de Costa Rica. Una de las principales son las aguas residuales, que llegan en su gran mayoría a los cursos de agua sin tratamiento (el tratamiento asciende a entre el 15% y 20%, según explica).
A ese “enorme problema” se suma el modelo agroindustrial del país que implica “el uso de plaguicidas, de fertilizantes” que pueden terminar en el agua y también el crecimiento de las construcciones de las áreas urbanas, con la presión sobre los recursos naturales que eso conlleva.
Una cuestión de actitud
Además de todo esto hay un problema de comportamiento, dice. “Todo lo lanzamos a los ríos, y los ríos han sido depósitos, son cloacas al aire libre y entonces es una situación muy caótica”, explica de la Ossa.
Para atacar este problema, en 2015 puso en marcha la alianza, un grupo de ciudadanos de distintas profesiones que de manera voluntaria trabajan para la recuperación de los ríos. “Nuestra misión es tratar de que el país adquiera una nueva actitud sobre los ríos”, explica.
En los años que lleva activa, la alianza ha logrado establecer cerca de 100 observatorios ciudadanos del agua en todo el país, observatorios en los que los vecinos aprenden a monitorear el estado de los ríos y en los que se organizan entre una y dos jornadas de limpieza al año.
Microorganismos al servicio de los ríos
Para limpiar los ríos, la alianza también echa mano de microorganismos eficientes (conocidos por su sigla en inglés EM) que se inoculan en bolas de barro, se lanzan al agua y logran remover la suciedad de los cauces.
“Es una técnica que se viene utilizando ya en varios países del mundo”, explica de la Ossa. “Nosotros les enseñamos a la comunidad a hacer las bolas (de barro que se necesitan para la técnica) y las inoculamos con los microorganismos eficientes”.
Una vez que las bolas están hechas y se inoculan, deben quedar 22 días tapadas para que los microorganismos crezcan. Luego se lanzan al río, algo que la alianza hace en comunidad en el llamado “Festival de las Esferas de Barro”. “Ahí en el río se van.
El barro los va soltando poco a poco. Se van derritiendo, digamos, deshaciendo con el río. Y van llevando los microorganismos que son benéficos y trabajan limpiando los daños”, dice Indira de Beausset, coordinadora del observatorio ciudadano del agua Río Cruy y Quebrada Mina.
Los jóvenes, la esperanza para los ríos de Costa Rica
“Tiene que haber un cambio de cultura. Tiene que haber un nuevo paradigma sobre el agua, sobre nuestros ríos”, insiste de la Ossa. Y la clave está, para él, en las nuevas generaciones. “Solamente se puede lograr con la juventud”, dice.
La buena noticia es que ya es visible un cambio de actitud. Así lo explica de la Ossa: “Tenemos evidencia de que hay una nueva actitud. Han surgido nuevos grupos de defensa de los ríos.
Ya hoy estamos hablando de los ríos en Costa Rica”. Esto va de la mano con el objetivo de la alianza, que la comunidad “tome cartas” y no se quede esperando a la acción.
“Hay un nuevo renacer que es producto de todos estos esfuerzos”, dice, un renacer que ayudará a salvar a los ríos que son, para decirlo en una palabra, vida.
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