(FOTO: CATALINA VELASCO) – Son la base de las cadenas tróficas y permiten que otros organismos puedan sobrevivir. Se trata de las algas que además entre sus tantas virtudes eliminan dióxido de carbono (CO2), uno de los gases que se acumula en la atmósfera y genera estragos en el planeta.
Según explica el biólogo marino, académico de la Universidad de Concepción e investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) Dr. Erasmo Macaya a Desafío Tierra, los beneficios más importantes de esta especie radican en que son el apoyo que dan a otras especies, la producción de poco más del 50% del oxígeno que respiramos a diario. Pero también son proveedoras de alimentos para otras especies y ayudan en la absorción de una importante cantidad de CO2.
Este último punto es clave frente al proyecto de restauración planteado por la Universidad de Swansea, la organización medioambiental WWF y Sky Ocean Rescue. Lo que buscan es plantar un millón de algas en el lecho marino de Dale Bay en Pembrokeshire, Gales, y crear una pradera de 20.000 metros cuadrados.
Frente a esa situación, la encargada de biodiversidad marina de WWF Chile, Yacqueline Montecinos señala a Desafío Tierra que “las macroalgas resultan claves en el secuestro de CO2 de la atmósfera, debido al proceso de fotosíntesis que realizan y que es su principal mecanismo conocido para la captura de CO2. Esto, al igual que los ecosistemas de manglares y prados de pastos marinos”, de ahí la importancia de su cuidado y recuperación.
A ello agrega que considerando los impactos crecientes de la emergencia climática, “este ecosistema se torna aún más valioso, ya que sus características de absorción de CO2 no se verían disminuidas por el cambio climático, lo que se transforma en una herramienta ideal muy relevante. Eso se suma a que siguen cumpliendo un rol ecosistémico, en cuanto a proporcionar sitios de alimentación, crianza, reproducción y refugio de otras especies en condiciones adversas producto del cambio climático”.
Esta iniciativa de restauración tiene planeado intervenir otras partes de Gran Bretaña y también del mundo, siendo así un punto clave en una restauración global.
Las algas y su lucha
Una investigación publicada en Nature Geoscience sugiere que las macroalgas representan una fuente importante de carbono “secuestrado” en los sedimentos marinos y profundidades del océano. En concreto absorberían alrededor de 173 TgC año – 1 (con un rango de 61 a 268 TgC año -1) a nivel mundial. Esto superaría lo que hacen hábitats costeros basados en plantas con flores.
En tanto un estudio publicado en Frontiers sostiene que la acuicultura de algas, por ejemplo, ayuda a reducir las emisiones de la agricultura, mejorando así la calidad del suelo.
Por otra parte, también se estima que absorbe carbono de la atmósfera hasta 35 veces más rápido que las selvas tropicales, contiene el 10% del almacenamiento anual de carbono oceánico y retiene ese carbono en sedimentos que pueden permanecer fuera de peligro durante milenios.
Según explica el Dr. Erasmo Macaya, el CO2 les ayuda en su proceso fotosinténtico para la producción de oxígeno, de ahí la capacidad de absorción.
Pero, y debido al aumento de temperaturas en el planeta, también sufren los estragos de esto. “Existen olas de calor que han eliminado bosques de algas completos en Australia, Nueva Zelandia y costas del norte del Pacífico, lo que implica que al desaparecer estos bosques, también desaparecen todos los organismos asociados”, comenta Macaya.
Llevando esa situación a Chile, el investigador del Centro Ideal detalla que el fenómeno del Niño también genera grandes estragos. “Muchos de los bosques que tenemos en el norte desaparecen. Hay algunos estudios que han indicado que con Niños muy fuertes, los bosques nunca más se han recuperado“, explica.
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Pero también hay otras especies que pueden sobrevivir a estas temperaturas. “Es lo que se está viendo en Australia y en otros países donde se eliminan bosques, pero inmediatamente aparecen otro tipo que son más pequeñas. Siempre algún organismo se ve favorecido, no es que desaparezcan completamente, sino que lo que va a pasar es que se van a reemplazar las especies”, sostiene.
Desequilibrio y trabajo de restauración
Si bien hay algas que resisten o aparecen otras especies en lugar de las que se han destruido, esto genera un problema en el equilibrio de los ecosistemas. “Hay algunas algas que pueden llegar a medir hasta 15 o 20 metros de alturas y al desaparecer son reemplazadas por algas de 15 a 20 centímetros”, explica el Dr. Erasmo Macaya. “Entonces toda esa estructura que generaba el bosque de protección, de hábitat, desaparece para ser reemplazada. Claramente no pueden soportar la misma diversidad que tenían cuando estaban estas otras algas grandes. Hay un cambio y eso disminuye la diversidad de especies“, agrega.
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De esta manera también explica que existen técnicas y mecanismos para restaurarlas. El detalle de esto radica en que las algas tienen ciclos de vida complejos, por tanto esta recuperación debe enfocarse y aplicarse dependiendo el tipo.
Además agrega que es importante estudiar la variabilidad genética de las poblaciones que se piensan restaurar, “quizás por hacer un bien, probablemente estamos bajando la variabilidad genética de algunos lugares y eso también puede ser perjudicial“, sostiene y agrega que de ahí que la importancia de un estudio detallado y personificado en cada especie con la cual se quiera trabajar.
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