La ausencia de enfermedad no es equivalente a una buena salud. La Constitución vigente garantiza el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, protegiéndonos de riesgos de enfermedad o muerte. No obstante, estar sano involucra alcanzar el bienestar físico y mental, y no sólo evitar riesgos.
La ausencia del derecho a vivir en un medio ambiente sano en el proyecto de Constitución es un enorme vacío. Aún es tiempo de renovar el mandato ambiental, desde uno que se enfoca sólo en reducir riesgos a otro que promueve una salud integral, bajo el concepto “Una sola Salud” que reconoce la interacción entre salud humana, animal y de ecosistemas.
Establecer el derecho a vivir en un medio ambiente sano reenfoca de forma positiva la protección ambiental. Hoy no basta con garantizar un medio ambiente sin los riesgos a la salud que significa la contaminación. Se requiere proveer un entorno que permita a cada persona no solo acceder a condiciones ambientales mínimas, sino que asegurar las que favorezcan su florecimiento. Con esto, se revitaliza el sentido de nuestros objetivos de protección ambiental.
La contribución de un medioambiente sano al bienestar humano es innegable y trasciende una visión utilitaria. El conocimiento científico muestra que la conexión con la naturaleza tiene múltiples beneficios a la salud física, mental y emocional de una persona. El Derecho Comparado evidencia que de los 90 países que en su Constitución establecen derechos ambientales a sus habitantes, 75% reconoce el derecho a un medio ambiente sano o saludable. En el mismo sentido, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció en 2022 el derecho humano a un medio ambiente limpio, saludable, y sostenible.
Establecer este derecho exige, por supuesto, desarrollar nuevas políticas públicas que permitan asegurarlo. Afortunadamente, el país tiene la experiencia y el conocimiento. A pesar del limitado mandato constitucional actual, el país ha construido una institucionalidad robusta que ofrece las bases para abordar el nuevo desafío. A su vez, el Consejo Constitucional ya ha acordado avances, incluyendo tres ideas fundamentales que alcanzaron amplio consenso, y que se instalan como piedras angulares de la nueva protección ambiental a nivel constitucional:
El cuidado del ambiente debe ser con solidaridad
La propuesta reconoce que se debe exigir que las medidas no coarten las posibilidades de las generaciones que vendrán, evitando privilegiar las necesidades actuales por sobre las futuras. Complementariamente, se reconoce que un desarrollo armónico debe ser equitativo en el territorio. Para realizarnos en plenitud, no podemos relegar a algunos en beneficio de otros.
El cuidado del ambiente debe ser con sostenibilidad
La propuesta reconoce que el desarrollo económico también busca mejorar sostenidamente la calidad de vida de las personas. Es evidente que existe una severa crisis ambiental, como dice el Papa Francisco en su reciente mensaje Laudate Deum. La naturaleza es la base de toda la vida, y no hay verdadera salud si no cuidamos nuestro hogar. No obstante, nuestras leyes deben armonizar protección ambiental, prosperidad e inclusión, y se debe cuidar que la Constitución no restrinja irreflexivamente oportunidades de desarrollo económico y social.
El cuidado del ambiente debe ser con responsabilidad
La propuesta reconoce que más allá del deber del Estado de tutelar la preservación de la naturaleza y su biodiversidad, y de privados de hacer buen uso de su derecho de propiedad, todas las personas debemos colaborar en proteger el medio ambiente. La sociedad está formada por todos nosotros y preservar la naturaleza es responsabilidad de cada uno. El mundo no se conoce desde fuera, sino desde dentro, dice Francisco. Así como sólo nosotros podemos mantener un cuerpo y mente sana, no estamos eximidos de cuidar nuestro entorno.
Como país tenemos mucho camino recorrido en la protección del ambiente y de las personas, pero aún queda mucho por hacer y la meta se mueve conforme somos más conscientes de nuestro impacto en el ambiente.
Esta es la oportunidad para dar un gran salto adelante. Debemos enfrentar con decisión los grandes desafíos de nuestra era. Hagamos un último esfuerzo por consensuar las distintas miradas y establecer el derecho de todos los Chilenos a vivir en un medio ambiente sano y libre de contaminación.
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