Por María Jesús Cardemil

Morados intensos, verdes vibrantes y amarillos fluorescente, son solo algunas de las tonalidades que se observan en los corales marinos. Estos animales que viven en simbiosis con plantas de algas pertenecen al grupo de los cnidarios, al que también pertenecen las medusas, anémonas, abanicos de mar y otros animales extraños. Los corales forman uno de los ecosistemas más increíbles de nuestro planeta y pese a que cubren solo el 0,1% del océano, son el hábitat para el 25% de las especies marinas.

Según un estudio publicado en la revista Current Biology, cuando ciertas especies de corales muestran una brillante paleta de colores, puede tratarse de un síntoma de enfermedad. Debido a que pueden estar intentando recuperar algas, sin las cuales no pueden vivir. El coral depende de una relación simbiótica con ellas: estás viven dentro del tejido del coral. Incluso, cuando una asociación entre alga y coral está prosperando, muchos corales muestran un tono café saludable.

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Sin embargo, en episodios de estrés ambiental como un alza en la temperatura del océano, las algas mueren o el coral las expulsa. Sin esa fábrica fotosintética interna de color marrón -que bombea comidas para el coral- el esqueleto subyacente brilla a través de la carne de coral translúcido como blanqueador, y el coral corre el riesgo de morir de hambre. “El circuito de retroalimentación óptica es un hermoso ejemplo de cómo la naturaleza regula los procesos”, aseguró Jörg Wiedenmann, profesor de oceanografía biológica en la Universidad de Southampton en Inglaterra, quien dirigió el estudio. “Los corales están cambiando su configuración fisiológica y están respondiendo a una señal ambiental”.

Los científicos descubrieron que para recuperar las algas y poder sobrevivir, algunas especies de corales se envuelven en colores vibrantes, incluso fluorescentes, y crean las condiciones para que las algas sensibles a la luz regresen. “Lo hacen regularmente como una técnica de supervivencia”, aseguró Wiedenmann.

Una fuente de biodiversidad en peligro

Los arrecifes de coral son ecosistemas subacuáticos, extraordinariamente diversos y ricos en biodiversidad que se forman en las aguas cálidas, limpias y poco profundas de los mares tropicales. La temperatura óptima para su crecimiento ronda los 22º a 28ºC y la mayor concentración de arrecifes de coral se sitúa entre el Mar Rojo y el Océano Pacífico. El más extenso es la Gran barrera de coral de la costa este de Australia, con más de 2 mil 600 kilómetros de extensión y 400 tipos de corales.

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Lamentablemente, se estima que entre los años 2015 y 2017, los arrecifes de coral mundiales experimentaron el blanqueamiento más devastador registrado. Los corales son muy sensibles a los cambios ambientales y se “blanquean” cuando existen altas temperaturas, “ya que se mueren las algas simbiontes y los pólipos también. El cambio climático global es una gran amenaza para los arrecifes de coral y toda la biodiversidad que albergan”, explica a Desafío Tierra el Biólogo Marino Christian Ibáñez, académico del Departamento de Ecología y Biodiversidad de la Universidad Andrés Bello.

Cuando se habla de corales y algas, generalmente se habla de una relación de mutualismo, “es decir ambos organismos se ven beneficiados positivamente. Esta conexión es crucial para la salud de los corales. Frente al actual escenario de aumento de temperatura del océano superficial, los corales expulsan a las microalgas y por lo tanto “blanquean”, asegura el oceanógrafo José Luis Iriarte, investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL). Además, agrega que cuando las condiciones son favorables, algunos corales son capaces de albergar a las microalgas de nuevo y restablecer la relación de simbiosis.

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