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Los cambios que experimenta el planeta producto del calentamiento global están llegando a punto de no retorno, así lo han estado advirtiendo los científicos insistentemente. Esta vez, el alerta es sobre la selva amazónica y los arrecifes de coral del Caribe, los cuales podrían desaparecer en tan solo medio siglo.
Esto se explica porque los cambios de régimen pueden afectar abruptamente los sistemas hidrológicos, climáticos y terrestres, lo que lleva a ecosistemas degradados y sociedades empobrecidas. Si bien se predice que la frecuencia de los cambios de régimen aumentará, las relaciones fundamentales entre las escalas espacio-temporales de los cambios y sus mecanismos subyacentes son poco conocidas.
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Los hallazgos implican que los cambios en los ecosistemas de la Tierra ocurren en escalas de tiempo ‘humanas’ de años y décadas, lo que significa que el colapso de grandes ecosistemas vulnerables, como la selva amazónica y los arrecifes de coral del Caribe, puede tomar solo unas pocas décadas una vez que se activa, así lo dio a conocer este martes la revista Nature.
La selva amazónica es uno de los ecosistemas de mayor biodiversidad del planeta. Tiene 7 millones de km2 y abarca zonas de Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana Francesa y Surinam.
Este pulmón invertido absorbe CO2 y devuelve oxígeno al planeta. Guarda 140 mil millones de toneladas de anhídrido carbónico, clave para atenuar efecto invernadero.
Es el mayor regular del clima de Sudamérica y contiene 20% del agua dulce de todo el planeta.
Pese a su gran importancia para el equilibrio ecosistémico mundial, la selva amazónica podría desaparecer en tan solo cinco décadas. Esta es la conclusión a la que los científicos llegaron a través de modelos computacionales capaces de predecir los cambios en los ecosistemas, a partir de datos del mundo real que han recopilado los investigadores.
En el último año, el mundo ha visto dos eventos devastadores de incendios forestales, ya que los incendios en el Amazonas desintegraron 906.000 hectáreas de bosque mientras los devastadores incendios forestales en Australia arrasaron con la quinta parte de los bosques de ese país y cobró la vida de más de mil millones de animales.
Después de sufrir tal pérdida tanto en los hábitats forestales, que captura carbono, como en la biodiversidad, los investigadores temen que muchos ecosistemas se encuentren al borde del colapso.
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“Desafortunadamente, lo que revela nuestro artículo es que la humanidad necesita prepararse para los cambios mucho antes de lo esperado“, dijo el autor principal, el Dr. Simon Willcock, de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Bangor en un comunicado.
“Estos cambios rápidos en los ecosistemas más grandes e icónicos del mundo afectarían los beneficios que nos brindan, incluidos todo, desde alimentos y materiales, hasta el oxígeno y el agua que necesitamos para la vida“, agregó.
Cuando un ecosistema se colapsa, se reemplaza por otro, pero lo que viene después puede no proporcionar los mismos efectos de equilibrio en nuestro medio ambiente que los del paisaje anterior. Por ejemplo, una vez que se alcanza el “punto de no retorno”, la selva amazónica podría transformarse en un ecosistema de tipo sabana con una mezcla de árboles y pasto dentro de 50 años, proporcionando una captura de carbono menos efectiva que el ambiente anterior.
Los investigadores encontraron que los ecosistemas formados por una amplia gama de especies que interactúan eran más estables y tomarían más tiempo para transformarse en un estado alternativo. Esto se compara con los ecosistemas que están dominados por una sola especie, por lo que la extinción de lo que los autores llaman especies “clave” tendría un impacto dramático y rápido en el medio ambiente.
“Sabíamos, intuitivamente, que los sistemas grandes colapsarían más lentamente que los pequeños, debido al tiempo que los impactos tardan en difundirse a través de grandes distancias”, dijo el profesor John Dearing, de la Universidad de Southampton. “Pero lo que fue inesperado fue el descubrimiento de que los grandes sistemas colapsan mucho más rápido de lo que cabría esperar, incluso el más grande en la Tierra solo lleva unas pocas décadas“.
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