Un grupo de científicos del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) Intihuasi de Coquimbo y la Universidad de Antofagasta está evaluando el uso de residuos de algas como bioestimulantes agrícolas, en un proyecto financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID). El estudio, que se llevará a cabo en las playas de Coquimbo, tiene como objetivo aprovechar las algas que se quedan en el borde costero y que, con el tiempo, pueden convertirse en un problema sanitario.
En playas como la Changa, solo se extrae y comercializa la Grasilaria chilensis o pelillo, mientras que otras algas, como la Sarcodiotheca gaudichaudii, se acumulan sin un uso claro. Estas algas contienen carbohidratos, nutrientes y antioxidantes que podrían ser utilizados en la agricultura para estimular el crecimiento de cultivos.
Claudia Bavestrello, doctora en Biología y Ecología Aplicada y profesional a cargo del proyecto, explicó que el objetivo es evaluar las capacidades de estas algas como bioestimulantes. “Vamos a identificar su potencialidad, como enraizantes o para estimular la producción de biomasa, y caracterizar cómo interactúan con las rutas metabólicas de las plantas”, señaló Bavestrello.
El proyecto no solo busca mejorar la agricultura en zonas áridas, sino también apoyar a los algueros, ofreciéndoles una nueva fuente de ingresos. Según Mario Campos, de la Oficina de Fomento Productivo de la Municipalidad de Coquimbo, la acumulación de algas en las playas ha sido un problema durante años, afectando tanto al turismo como a la producción local. “Esperamos que este proyecto genere otra entrada de recursos para los algueros y que las playas estén más limpias”, comentó Campos.
Cristián Álvarez, Seremi de Agricultura, valoró la iniciativa por su impacto en la economía circular y en la sostenibilidad agrícola, destacando que “reutilizar productos naturales como las algas puede mejorar los suelos y fomentar una actividad más amigable con el medio ambiente”.
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