Un equipo internacional de investigadores, liderado por expertos de la Universidad de Aberystwyth en Gales, ha desentrañado los misterios detrás de las imponentes dunas estelares que se alzan majestuosamente en los desiertos de la Tierra, Marte y la luna más grande de Saturno, Titán.
La atención se centra ahora en una duna particularmente impresionante ubicada en el remoto mar de arena Erg Chebbi, en el sureste de Marruecos, conocida como Lala Lallia, que se traduce como “el punto sagrado más alto” en el idioma bereber. Con una altura de 100 metros y un ancho de 700 metros, esta estructura ha sido objeto de intensa investigación por parte de los académicos.
El profesor Geoff Duller del departamento de geografía y ciencias de la tierra de Aberystwyth, describe estas formaciones para The Guardian como “extraordinarias, una de las maravillas naturales del mundo. Desde el suelo, las dunas parecen pirámides, pero desde el aire, revelan un pico central y brazos radiantes que las hacen parecer estrellas“.
Lo más sorprendente de este estudio es la revelación de que, aunque la base de la duna tiene una antigüedad de aproximadamente 13,000 años, su parte superior se formó hace apenas unos 1,000 años. Esto sugiere una renovación relativamente reciente de esta estructura monumental.
Los investigadores atribuyen la formación de estas dunas estelares a la interacción de los vientos que soplan en direcciones opuestas, acumulando arena a lo largo del tiempo. Sin embargo, un tercer viento constante está desplazando lentamente la duna hacia el oeste, a una velocidad de aproximadamente 50 cm por año, lo que plantea desafíos para la planificación de infraestructuras en estas áreas.
Para determinar la edad de estas formaciones, los científicos utilizaron técnicas de datación por luminiscencia, desarrolladas en Aberystwyth, que permiten determinar cuándo los minerales en la arena fueron expuestos por última vez a la luz solar. Este proceso reveló la sorprendente juventud de estas dunas estelares.
El equipo recolectó muestras de arena cortando pozos en las dunas y utilizando tuberías de drenaje para recolectar los granos sin exponerlos a la luz. Este trabajo meticuloso en el campo se complementó con investigaciones en laboratorios altamente sensibles, donde se analizó el brillo de los granos de arena para determinar su edad.
Los hallazgos de este estudio, publicados en la revista Nature, ofrecen una fascinante visión de la formación y evolución de estas estructuras naturales únicas, mientras continúan explorando los secretos de los desiertos de nuestro planeta y más allá.
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