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El hallazgo de misteriosas marcas en un tiburón se realizó en las profundidades del océano frente a la costa de Hawai y dan cuenta de una pelea del que solo se conoce uno de los involucrados.
Uno de los participantes en la riña fue un tiburón oceánico de punta blanca (Carcharhinus longimanus), un depredador de 2,1 metros de largo capaz de bucear hasta 300 metros debajo de la superficie en busca de presas. Está claro que este especimen tuvo una pelea, pero no hay certeza quién fue su contrincante. Lo que sí es evidente, a juzgar por las heridas, es que sea lo que fuese, era enorme, tenía tentáculos y daba una pelea brutal.
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El fotógrafo submarino Deron Verbeck captó las secuelas de esta misteriosa pelea cuando tomó una foto del tiburón que lució marcado en todo su costado con extraños patrones circulares y puntos. Según un estudio publicado el 3 de junio en el Journal of Fish Biology, solo hay un puñado de criaturas en aguas hawaianas capaces de crear cicatrices como esa, y todos son enormes cefalópodos.
Si bien es imposible estar seguro de qué es exactamente lo que asustó al tiburón, los investigadores argumentan que podría haber sido un “fantasma de las profundidades”, otro nombre para el escurridizo calamar gigante (Architeuthis dux). El tiburón oceánico de punta blanca puede ser una excepción, escribieron los investigadores. Debido a que se sabe que los tiburones se sumergen a profundidades extremas en misiones de búsqueda de alimento, es factible que una punta blanca desafortunado se encuentre con un calamar gigante.
Eso puede ser lo que le sucedió al tiburón marcado en la foto. Según los investigadores, la serie de marcas circulares a lo largo de la espalda y el costado del tiburón tienen la misma forma que los terminales en los tentáculos de un calamar gigante. Por el tamaño de las marcas, el calamar ofensivo debe haber tenido al menos el mismo tamaño que el tiburón (cerca de 2 metros de largo) y posiblemente era aún más grande, escribieron los investigadores.
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El equipo concluyó que solo tres tipos de calamares que habitan las aguas hawaianas podrían haber creado las marcas: un calamar del género Thysanoteuthis o Megalocranchia (ambos conocidos por crecer hasta casi 2 metros) o el calamar gigante.
Los investigadores afirman que esta es la primera vez que se observan marcas de tentáculos tan grandes en un tiburón, por lo que es difícil decir si el tiburón estaba actuando en ataque o en defensa. Sin embargo, “la falta de heridas evidentes sugiere que eran más propensos a la defensiva (es decir, el tiburón atacó al cefalópodo)”, escribieron los investigadores en el estudio. “Patrones de cicatrización similares se observan en el esperma ballenas , depredadores conocidos de grandes cefalópodos”, agregaron.
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