Para evitar que la temperatura del planeta siga aumentando es necesario capturar grandes cantidades de CO2 de la atmósfera.
La ciencia estableció que la única manera de hacerlo es triplicar las áreas de bosques y vegetación que existen en el planeta. Los árboles son nuestros mejores amigos para enfrentar la emergencia climática.
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Los incendios forestales en Chile y en el mundo, elevan los niveles de CO2, destruyen áreas de vegetación que capturan gases de efecto invernadero. Es una verdadera tragedia con efecto devastadores no solo para el medioambiente sino para la biodiversidad en el planeta.
Es urgente detener escenas con las de los incendios en Australia o en Valpáraíso, si queremos frenar el desastre medioambiental. Los bosques son capaces de absorber más de dos mil millones de toneladas de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero.
“En los últimos dos o tres años, estamos tomando conciencia de la real relevancia de los bosques dentro de este proceso como un agente que nos ayuda a la mitigación del cambio climático“, Marcelo Miranda, ingeniero forestal y profesor del Departamento de Ecosistemas de la UC.
La gravedad de la destrucción de bosques, especialmente por incendio forestales, es que deja a la humanidad sin su principal aliado frente a la emergencia climática y la sequía que enfrenta el planeta.
“En temas de disponibilidad de agua es donde los bosques se vuelven un recurso y un ecosistema que juegan un rol muy importante“, dice Camila Álvarez, investigadora en CR2 y Universidad Austral de Chile.
El ingeniero forestal y profesor del Departamento de Ecosistemas de la UC, advierte que: “Dado el aumento de temperatura y una disminución de la precipitación en la zona central de Chile va a haber un retroceso de estos ecosistemas“.
La pérdida de los bosques termina por erosionar la tierra. Pero, con ellos se pierde una de las principal funciones, entre muchas otras de los bosques, la capacidad de absorber CO2.
Una de las grandes causas del calentamiento global es la emisión de gases de efecto invernadero, y son precisamente los árboles de los bosques los que ayudan a frenar ese efecto.
Si avanza la deforestación la meta de carbono neutralidad cero para el año 2050 podría se una meta casi imposible de lograr, si el principal pulmón verde de nuestro planeta no es conservado como se requiere.
“En esa carbono neutralidad los bosques juegan un rol fundamental, porque son los grandes capturadores de CO2“, agrega Álvarez.
Pero, si los bosques arden ese dióxido de carbono retorna a la atmósfera lo que haría prácticamente imposible llegar al desafío impuesto. Sobre todo pensando en las emisiones que se liberaron tras los incendios registrados, por ejemplo en 2017, que además dañaron los suelos.
La probabilidad de incendios forestales se acrecienta por la sequía, pero también cuando se privilegia el cultivo de especies exóticas como pino o eucaliptos, potencialmente más vulnerables ante el fuego.
Por ello, los bosques más resilientes son los que deben ser potenciados, especialmente los bosques nativos que capturan el CO2, a diferencia de los bosques de las empresas forestales que, una vez que crecen, se cortan y usan el desarrollo productivo lo que libera el CO2 que habían capturado.
En Chile, la Cordillera de los Andes cumple un rol fundamental en la preservación del bosque. Con más de 9.000 km a lo largo de nuestro país, su conexión con otros ecosistemas es una alternativa que la naturaleza nos ofrece.
“En la alta montaña se conserva y se produce mucha agua debido a la precipitación de la nieve que se conserva y que esa nieve finalmente produce agua“, dice Miranda.
Agua que termina siendo vida, escurre hacia la costa y los valles donde es capturada por la vegetación de los bosques.
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“Los bosques también actúan como reguladores de agua. Reciben mucha precipitación durante el año y la almacenan en los suelos y la van liberando“, explica Álvarez.
La conservación de los bosques una oportunidad para combatir la sequía que nos afecta, sin olvidar que los recursos son cada vez más limitados. Sabemos que el bosque termina siendo un regulador natural de los ecosistemas que necesitamos cuidar y administrar de la manera más sostenible.
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