Recientemente, Chile recibió una buena noticia en materia de medio ambiente, no solo se promulgó la ley que protege los humedales urbanos, sino que también fue aprobado el reglamento que lo hace posible en la práctica. Con este marco normativo se garantiza la protección de ecosistemas que entregan diversos servicios naturales esenciales.
Entre los tipos de humedales destaca uno, las turberas. Para conocer cómo estas contribuyen al medio ambiente, Paloma Ávila conversó con Bárbara Saavedra, directora Ejecutiva Wildlife Conservation Society en Chile (WCS).
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Las turberas son ecosistemas singulares. “Solamente un 3% de la superficie del planeta está cubierta por turberas. Pero dada una característica muy significativa que tienen las turberas de capturar y mantener carbono en el suelo, ellas tienen en el suelo dos veces el carbono que está circulando en la atmósfera. Son los ecosistemas terrestres que más carbono tienen contenido y, además, son los que más eficientemente lo captura”, explicó Saavedra.
La experta aseguró que este tipo de humedal es clave en la lucha contra el cambio climático. “Es una contribución gigantesca. Si nosotros tuviéramos que elegir dónde invertir para tener la mayor ganancia en temas como, por ejemplo, cambio climático, entre ecosistema terrestres, deberíamos elegir las turberas por esta gigantesca capacidad que tienen de capturar y de mantener carbono en su estructura”.
En Chile, hay miles de kilómetros cuadrados de turberas, se calcula que entre el 1.4% y el 2.8% del territorio nacional está ocupado por estos ecosistemas y, comentó Saavedra, su origen es milenario. “Las turberas son unos ecosistemas que derivan de la actividad glacial. Y como la zona austral de Chile estuvo glaciada, cuando se retiraron estos hielos, el hielo cavó ciertas hondonadas en el suelo y esto fue cubriéndose con estos organismos. Por lo tanto, la mayor cantidad de la superficie de las turberas que está aquí está confinada o restringida a la parte austral de nuestro país”.
Por lo tanto, son ecosistemas que hay que proteger y aprovechar de la mejor manera, dijo. “El tema es que hay que transformar y mejorar los estándares de la extracción para que no destruya el ecosistema completo. Esto es como en un bosque. Tú puedes extraer madera de un bosque sin destruir el ecosistema, o puedes arrasar con todo el bosque y no dejar nada. Esa es la diferencia entre una buena gestión de extracción y otra no”, señaló.
Una ventaja en nuestro país es que la mayoría están conservadas. “Las turberas de nuestro país, en su gran mayoría, no están destruidas. Son ecosistemas intactos, con todas sus habilidades ecológicas intactas. Por lo tanto, son activos guerreros contra el cambio climático. Y son activos y fantásticos reservorios de agua para un futuro de un mundo cada vez más caliente y seco. Su valor como ecosistema íntegro hoy día es extremadamente grande”.
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La experta, además, destacó los avances nacionales en esta materia. “Chile ha dado dos pasos muy relevantes en el sentido de la protección, la promoción y la valorización de las turberas. La primera, fue la inclusión de las turberas en los compromisos de la NDC (contribuciones determinadas a nivel nacional), que tiene que ver con lo que Chile hace frente al mundo para comprometerse con el combate del cambio climático”.
En este sentido, Saavedra agregó: “Por primera vez en su compromiso nacional, Chile reconoce a las turberas como un valor y asigna ciertas tareas específicas para ser desarrolladas en los próximos años en relación concreta a las turberas de Chile. Y el segundo paso, que están vinculados ciertamente, es que el ministerio de Medio Ambiente recientemente ha lanzado una hoja de ruta que va a permitir guiar el proceso de conocimiento, valoración, protección, promoción y restauración de las turberas”.
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