Investigaciones han demostrado que nuestro océano está repleto de micropartículas y partículas de plástico, lo cual contamina el ecosistema de cientos de miles de especies marinas.
Para estudiar aún más sobre esto, investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, se dedicaron a analizar los hábitos de alimentación de las ballenas azules que viven en la costa de California.
Utilizando drones, etiquetas no invasivas y pequeñas embarcaciones de investigación con ondas de sonido para mapear las densas concentraciones de peces y krill, el equipo analizó los hábitos alimenticios de las ballenas.
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La revisión de más de 10 años de datos demostró que las ballenas comen aproximadamente 10 millones de piezas de plástico al día.
El coautor del estudio, Matthew Savicam, detalló que “están más abajo en la cadena alimenticia de lo que cabría esperar por su enorme tamaño, lo que los coloca más cerca de donde está el plástico en el agua. Solo hay un vínculo: el krill se come el plástico y luego la ballena se come el krill“.
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Los investigadores detallan en su artículo, publicado en la revista Nature Communications, que con esta información aún se necesita más investigación para comprender si este krill que consume microplástico se vuelve rico en aceite y el pescado es menos carnoso y menos graso.
“Comprender más sobre la biología básica de las ballenas barbadas y los ecosistemas de ballenas mediante el uso de nuevas tecnologías como drones, etiquetas biológicas y ecosondas, nos permite realizar una importante investigación traslacional en sostenibilidad y más allá“, detallan.
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