Imagina un misterio oculto en las profundidades heladas del mar. Durante años, la ballena Minke antártica ha permanecido en silencio, envuelta en un halo de enigma que desconcertaba a la comunidad científica. Hasta ahora, ya que un investigador chileno ha descifrado sus secretos.
El investigador chileno Diego Filun ha descubierto que la ballena Minke, al igual que sus parientes barbadas, produce cantos que llenan los océanos con melodías mágicas.
El canto de la ballena Minke
Todo comenzó en 2014, cuando un extraño sonido, apodado “bio-duck” por su parecido al croar de un pato, se atribuyó por primera vez a esta enigmática ballena. Pero su verdadera identidad musical seguía siendo un misterio, ya que su estilo de vida asociado al hielo la hacía inaccesible para la mayoría de los estudios científicos.
Sin embargo, el equipo de valientes investigadores instaló 21 hidrófonos en el helado mar de Weddell en 2008, y desde entonces han estado registrando un tesoro de datos submarinos en tiempo real.
Fue Diego Filun quien, con la ayuda de un ingenioso algoritmo, logró desentrañar la enigmática “bio-duck”. Para su sorpresa, descubrió que la ballena Minke antártica guarda un secreto estacional: solo canta en invierno, desafiando así las expectativas de los científicos sobre su comportamiento vocal.
Los resultados, publicados en la prestigiosa revista Scientific Report, también revelaron que existen tres grupos poblacionales distintos con dialectos únicos, y lo más sorprendente es que cambió su idioma de un año a otro.
Ahora surge la pregunta intrigante: ¿para qué usan estos cantos?
Las melodías en el reino animal suelen estar asociadas a la reproducción, y aunque las ballenas jorobadas cantan para encontrar pareja, aún no está claro si este es el caso para la ballena Minke antártica. Sin embargo, su capacidad de romper el hielo con su cabeza la convierte en un ser excepcional y singular.
A pesar de ser una de las ballenas más abundantes, es también una de las más cazadas, una triste realidad impulsada por países como Japón, Islandia y Noruega.
Gracias, las nuevas técnicas no invasivas permitirán estudiar a estas majestuosas criaturas sin causarles daño. El algoritmo de Filun ha abierto las puertas a la comparación de datos acústicos de distintas regiones del hemisferio sur, lo que podría ayudar a profundizar en el conocimiento de sus rutas migratorias, distribución y hábitat.
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