Son varios los animales que fingen su muerte para tratar de escapar de sus depredadores . Esta táctica de supervivencia es bastante común entre los invertebrados como: Hormigas, escarabajos y otros insectos.
Charles Darwin registró a un escarbado realizar esta táctica, insecto que permaneció inmóvil durante 23 minutos.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Bristol, Reino Unido, documentaron que una larva de hormiga león puede fingir su muerte durante unos asombrosos 61 minutos.
Lee también: Viva, pero amenazada: Extraña abeja australiana que se creía extinta es encontrada luego de casi 100 años
El equipo indica que la cantidad de tiempo que pueden permanecer inmóviles no solo es larga, sino que impredecible y esto significa que un depredador no podrá predecir cuándo una potencial presa se moverá.
De esta manera, un depredador hambriento no podrá esperar indefinitivamente, de la misma manera, las presas pueden correr el riesgo de morir si permanecen inmóviles durante mucho tiempo.
El estudio evaluó los beneficios de fingir la muerte en términos de un depredador que visita pequeñas poblaciones de presas. Por ello, mediante simulaciones por computadoras utilizaron el teorema de valor marginal, un modelo clásico de optimización.
Lee también: Tiranosaurios jóvenes ayudarían a explicar un hecho desconcertante sobre la diversidad de dinosaurios
El equipo explicó que si uno va recoger moras y comienzan a recolectar las que están arriba, cuando necesite más encontrar otras será mucho más difícil. Por lo que en algún momento, se tendrá que decidir por ir a otro arbusto que esté repleto de ellas.
El teorema del valor marginal indicaría cuánto tiempo pasa en cada arbusto y también cuánto perderá moviéndose al siguiente arbusto.
“Hacerse el muerto es más bien como un truco de magia. Los magos distraen a la audiencia de ver sus juegos de manos animándolos a mirar hacia otra parte. Lo mismo ocurre con las larvas de hormiga león jugando muertas: el depredador mira hacia otra parte. para ser una muy buena manera de mantenerse con vida”, explicó el autor principal del estudio, Nigel Franks.
El estudio fue publicado en la revista Biology Letters.
Deja tu comentario