El problema ambiental a causa de la contaminación por plástico genera alarma entre ambientalistas, organizaciones y comunidades alrededor del mundo. Y es que, si ya navegamos sobre un océano cubierto de plástico, necesitamos una ruta de navegación. Precisamente ese es el nombre de un innovador plan, que ha sido exitoso en Inglaterra y Francia. “Hoja de ruta para el pacto de los plásticos” consiste en transformar este residuo presente en el 62% de nuestra basura domiciliaria.
Esta iniciativa llegó a Chile, que se convierte en el pionero de Latinoamérica en implementar este sistema para reducir el impacto del uso de plásticos en el planeta. Para abordar este tema, Paloma Ávila entrevistó en Desafío Tierra a Andrés Pesce, gerente de Sustentabilidad y Nuevos Negocios de Fundación Chile, quien habló de los alcances de la iniciativa y cómo se implementan el país.
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“El Pacto por los Plásticos es una iniciativa que junta a muchas organizaciones distintas de la cadena de valor del plástico y del ecosistema del plástico, que trabajan por un objetivo común”, dijo.
Chile es el tercer país del mundo en implementar esta iniciativa que representa a cientos de recicladores de todo el mundo, en un esquema integrador para hacer frente un problema que es de todos.
“El problema del plástico no puede ser resuelto por ninguna entidad sola por muy grande que sea, porque tú necesitas coordinarte con todos estos actores de manera de poder abordar este problema. Entonces, el Pacto por los Plásticos junta a todas estas organizaciones y se traza un objetivo común y una hoja de ruta común, de manera de poder tener acciones coordinadas y colaborativas, y resolver este problema”, explicó el gerente de Sustentabilidad y Nuevos Negocios de Fundación Chile.
La meta es que, para 2025, Chile se convierta en el país líder de Latinoamérica en darle un uso responsable a todos los formatos del plástico. Pero, para lograr esa meta en tan solo cinco años más, hay mucho por hacer.
Pesce expuso el panorama que hay en el país para enfrentar este reto: “Nosotros estamos súper atrasados. Si el mundo está atrasado, nosotros estamos incluso más atrasados. Chile produce más o menos 1,2 kilos de basura por persona al día, todos los días. Si se ajusta eso por ingreso, somos de los países que producen más residuos y reciclamos muy poco. La mayoría de nuestros residuos van a los vertederos. Chile tiene el primer pacto de los plásticos de los países en desarrollo, y eso tiene desafíos súper grandes porque no tenemos una infraestructura de reciclaje ni una cultura de reciclaje, entonces hay que llenar muchos vacíos”.
Por lo mismo, la iniciativa en sí misma es una hoja de ruta. “El Pacto de los Plásticos tiene cuatro compromisos, que tienen cuatro ejes habilitantes, es decir, qué tenemos que hacer para poder llegar a esas metas a 2025. Uno de ellos es innovación y diseño, innovación en materiales, en técnicas de reciclaje, pero también en modelos de negocio. Lo segundo es infraestructura de reciclaje, hay que invertir mucho en logística, capacitar a los recicladores de base, hay que invertir en plantas separadoras. Lo tercero es educación y cultura, es información. Hay mucha gente que quiere reciclar, que quiere tener un estilo de vida sostenible, pero, o le es muy difícil, o le es muy caro. Lo cuarto tiene que ver con la regulación, tener una regulación sensata lo que es también un desafío”.
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El problema es claro, la vida moderna ha llevado al límite los recursos del planeta, y es imperativo armonizar la calidad de vida con la posibilidad de que perdure la vida misma en la Tierra. “El desafío de la humanidad es cómo nosotros somos capaces de sostener una mejora en la calidad de vida de las persona sin reventar el planeta. Y lo que hemos hecho en los últimos cien años, y acelerado en los últimos cincuenta, es que a mayor calidad de vida o desarrollo, hay más uso de recursos finitos, más uso de material, de energía, de agua, de territorio”, advirtió.
La clave es la economía circular, un cambio en esquemas de producción y financieros que representan un enorme reto. “Entonces, tenemos el desafío de circularizar la economía y el consumo. Esa transición a una economía circular es un desafío colosal que requiere de mucha inversión, trillones de dólares, muchos cambios en la cultura, en el comportamiento y en los negocios. Esa es una transición que estamos iniciando ahora, va a ser larga y grande. Esa transición se trata tanto de medio ambiente como de economía, entonces, tiene que ser un motor de generación de valor y de negocios y de innovación, que se sostenga también económicamente, porque si no se sostiene, finalmente, va a haber una destrucción de valor y lo que vamos a tener es una crisis social por desempleo, etcétera”, sostuvo.
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