Entre 1999 y 2019 se capturaron unas 6,000 especies, entre ellas mamíferos, reptiles, corales, aves y peces, cuyo destino era el comercio ilícito, según la World Wildlife Seizures (World WISE) o las incautaciones mundiales de vida silvestre, una base de datos que contiene información de casi 180.000 confiscaciones en 149 países y territorios.
En el caso de América Latina, existe una suerte de “caja negra” respecto a los datos sobre el comercio ilícito de especies, alertó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aunque la “limitada información” disponible indica que las maderas como el cocobolo y la fauna como el pepino de mar, están entre los especímenes más traficados en la región.
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“Solo unos pocos países de América del Sur nos comunican sistemáticamente sus datos, por ejemplo Brasil y Perú”, reveló el coordinador del Programa Global para combatir delitos contra la vida silvestre de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), Jorge Ríos a Efe.
Para Ríos, la situación con América Latina es que es “un poco una caja negra en términos de datos sobre el comercio ilegal de vida silvestre”.
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“Los países con altos niveles de biodiversidad, incluso para estas especies, y con poca capacidad de aplicación de la ley tienden a ser los más afectados por la caza furtiva y el tráfico”, sostuvo.
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