Se estima que para el año 2100, las temperaturas de las urbes de todo el mundo podrían aumentar hasta 4,4 grados centígrados, más del doble que el límite fijado en el Acuerdo de París, si las emisiones de los gases del efecto invernadero (GEI) continúan en niveles altos. Así lo asegura el informe presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) titulado ‘Batiendo el calor: manual de refrigeración urbana sostenible’.
El documento asegura que la emergencia climática está intensificándose de una manera más acelerada en las ciudades debido al “efecto isla de calor“, ocasionado por la áreas verdes, las propiedades térmicas de los materiales comúnmente utilizados en la pavimentación de las urbes y “y el calor residual. de las actividades humanas”.
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🔎Did you know?
The impacts of #extremeheat are unevenly distributed: poorer communities suffer most from #extremeheat and have less access to cooling❄️🥵
Cooling for all is critical for #climatejustice💚
Learn how we can get there 📖🔗: https://t.co/K6TH60VR3O#BeatTheHeat— UN Environment Programme New York (@unepnyo) November 3, 2021
Además, los impactos del calor urbano no se distribuyen de manera equitativa, pues las comunidades de bajos ingresos suelen ser las más vulnerables al calor.
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Entre las recomendaciones que propuso PNUMA para reducir las consecuencias de la crisis climática, está planificación urbana que tenga en cuenta la importancia de las zonas verdes y la ejecución de estrategias de enfriamiento integrales.
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