Cubiertas de skate, lentes de sol y, ahora, viseras para gorros. En eso y más ha sido ha transformado la startup Bureo las redes de pesca que reciclan de las costas de Chile y Argentina.
“Las redes son una de las formas más dañinas de contaminación plástica en el océano. Una red a base de plástico que se deja en el mar, puede durar cientos de años antes de que se descomponga en el ambiente marino, donde seguirá haciendo lo que está diseñado para hacer: atrapar vida“, dice Ben Kneppers, cofundador de la empresa.
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Según cifras de la compañía, las redes pueden llegar a ser el 10% de la basura plástica del mar. Por eso, se unieron con Patagonia, con el objetivo de transformar 35 toneladas de redes de pesca en material reciclado para fabricar las viseras de los populares gorros de la marca outdoor.
Del mar a la vestimenta
El proceso en el que una red de pesca se transforma en un accesorio de moda tiene varios pasos. Lo primero, es que se trabaja con las comunidades, para ofrecerles una alternativa “circular”. Esto permite que sus implementos de trabajo no terminen en la basura (o en el mar) al final de su vida útil.
Por el momento, Bureo compra redes a pescadores de Coquimbo, Quintero, Punta Arenas, Tomé y San Vicente. Y de Mar del Plata, Puerto Madryn y Puerto Deseado en Argentina.
“Luego, trabajadores locales capacitados clasifican, limpian, empacan y envían las redes a nuestro socio de reciclaje para transformarlas de nuevo en pellets“, detalla Kneppers a Desafío Tierra.
El resultado es un material llamado NetPlus, al que no se le agrega ningún material que no sea reciclado. Con ese producto, Patagonia hace las viseras y las cose al sombrero que finalmente se venderá en sus tiendas.
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Según cuentan los fabricantes, la iniciativa también busca concientizar, ya que parte de los ingresos van a la expansión del proyecto y al financiamiento de ideas ambientales en localidades pesqueras afectadas por la contaminación del plástico.
“De ninguna manera nuestro único negocio resolverá esta crisis, ni tampoco el reciclaje de plásticos por sí solo. Nuestra esperanza es que nuestro trabajo pueda ser una parte real de la solución e inspirar a otros a dar un paso adelante“, concluye Ben Kneppers.
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