El año 2024 está en camino de convertirse en uno de los más calurosos de la historia, habiendo roto récords de temperatura en 15 países desde enero. Según datos recopilados por el climatólogo Maximiliano Herrera, se han registrado temperaturas sin precedentes en diversos puntos del planeta, sumando un total de 130 récords mensuales a nivel nacional, una cifra alarmante que subraya la gravedad del cambio climático.
Herrera, quien según Futurism mantiene una base de datos en línea sobre temperaturas extremas, señaló que el período entre febrero y julio de 2024 ha sido particularmente crítico, con olas de calor intensas que han alcanzado niveles “más allá de cualquier cosa jamás vista o pensada antes”.
Los trópicos han sido especialmente golpeados, con récords de calor diario durante 15 meses consecutivos. Entre los casos más extremos, Egipto registró en junio una temperatura máxima histórica de 123.6 grados Fahrenheit, y Chad alcanzó 118.4 grados apenas dos días antes.
El impacto del calor no se ha limitado a los trópicos. México igualó su récord histórico de 125.6 grados en junio, mientras que otros países como Costa Rica, Laos, Ghana y Camboya también rompieron o igualaron sus máximos históricos. Incluso las Islas Cocos, en el océano Índico, igualaron su récord de 91 grados dos veces este año.
Estos fenómenos han generado una creciente preocupación entre los científicos, quienes advierten que, de continuar esta tendencia, 2024 podría superar a 2023 como el año más caluroso jamás registrado. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), este sería un signo ominoso de la intensificación del calentamiento global, con potenciales consecuencias devastadoras para el planeta.
Las olas de calor han provocado la muerte de cientos, si no miles, de personas este año, y el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea advierte que las condiciones extremas podrían hacer inhabitable vastas áreas de la Tierra, desplazando a millones de personas.
La solución, según los expertos, es clara: reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Hasta que eso ocurra, las alertas de clima extremo serán esenciales para proteger vidas en este clima cada vez más peligroso.
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