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Desde que inició el confinamiento por la pandemia de coronavirus, el mundo ha entregado postales increíbles de la fauna retomando espacios que le fueron arrebatados por la actividad humana en todo el planeta. Hoy, Chile es escenario de estos avistamientos. Son los cisnes de cuello negro que regresaron a un santuario en Valdivia.

Los científicos califican de histórica esta migración de cisnes, pues son más de 20 mil los que se vieron retornar a esta localidad al sur de nuestro país. Un fenómeno que no se veía desde hace más de 20 años.

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El humedal de 6 mil hectáreas fue el lugar que escogieron estas aves para regresar a casa en Valdivia. “Tenemos uno de los peak de cantidad de cisnes que no habíamos visto, salvo otro que ocurrió en febrero del año 1997. Eso es lo sorprendente, tenemos sobre 21 mil aves en el último censo de abril”, explica Marion Maturana del Santuario de la Naturaleza de Río Cruces y Chorocamayo.

La Conaf está encargada del censo de estos cisnes. Normalmente, en abril el humedal alberga alrededor de 15 mil cisnes de cuello negro. Este avistamiento representa un 30% más de lo habitual.

Para explicar este fenómeno, Maturana comenta que pueden haberse trasladado desde la Región de Los Ríos. “Lo más probable es que haya ocurrido una migración desde otros humedales donde viven los cisnes de cuello negro y que, eventualmente, tienen una alteración de su hábitat alguna sequía algún efecto antrópico que significó que ellos migraran”.

 

Proceso migratorio que puede hacerse dado por falta de comida, refugio y tranquilidad, condiciones que encontraron en este santuario que, luego de la crisis ambiental en 2004, por contaminación de metales pesados, se recuperó dando paso a un entorno sano, donde luchecillo, planta acuática que es el principal alimento de esta ave, volvió a estar presente.

Concluimos que el actual bioma que había en el año 2018, luchecillo, era capaz de sostener a la población de cisnes itaugua (de cuello blanco) que había en el humedal por 15 años“, indicó Eduardo Jaramillo, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile.

La pregunta que se hacen los expertos es si el humedal podrá sostener a los cisnes autóctonos y a los que migraron, una pregunta cuya respuesta es incierta, sobre todo porque los procesos migratorios van cambiando. Por eso, es fundamental mantener un seguimiento y censo de la fauna que habita el santuario.

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Cuando esta cantidad importante de cisnes de cuello negro consuman el luchecillo presente hoy día en el santuario, van a emigrar naturalmente más al sur, quizás Chiloé. Por lo tanto, es un proceso biológico y dinámico”, dice José Manuel Rebolledo, director ejecutivo de Conaf.

Desde enero de 2020 comenzó a aumentar la población de aves de distintas especies en este santuario donde actualmente conviven más de 33 mil ejemplares.

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